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Mis Fantasmas Favoritos

Los Mavs de los 80

La Masacre de Texas (1990-1994): de los Dallas Nuggets a Quinn Buckner

El final llegó para estos Dallas Mavericks el verano de 1990, cuando Adrian Dantley y Sam Perkins abandonaron el equipo como agentes libres y Roy Tarpley fue sancionado a perpetuidad (aún volvería para la temporada 94-95, pero sin apenas trascendencia).



La marcha de Adrian Dantley no fue precisamente una sorpresa: la relación entre el jugador y la franquicia fue siempre tormentosa, y en Enero de 1990 alcanzaron el acuerdo de que Dallas cortaría a Dantley ese verano para que pudiera buscarse acomodo en un equipo más de su gusto como agente libre. Así fue, aunque eventualmente Dantley descubrió que la demanda de aleros problemáticos que vienen de una lesión grave no está precisamente al alza: se pasó el año en blanco, entre rumores de retirada y el progresivo olvido de los medios y del público, hasta que Milwaukee lo repescó para cubrir la baja por lesión Dale Ellis. Jugó 10 partidos saliendo desde el banquillo sin mucha distinción, y al año siguiente se marchó a Italia para jugar su última temporada. Un final demasiado gris para una carrera brillante.

Si el adiós de Dantley estaba más que previsto, la “deserción” de Sam Perkins cayó como una bomba en la franquicia. El 7 de Agosto de 1990 Perkins fichó como agente libre con Los Angeles Lakers, y definitivamente hundió a unos Mavs que habían apostado por el continuismo frente a las voces que propugnaban la reconstrucción del equipo. Al terminar la temporada anterior, Dallas tenía dos caminos posibles:

1) Reconstruir desde el draft. Los Mavericks disponían de tres primeras rondas del draft de 1990: la suya propia más la que recibieran a cambio de Jay Vincent y la que recibieron por el traspaso de Bill Garnett y Terence Stansbury. Sin embargo, el draft de 1990 no era particularmente prometedor más allá de las primeras elecciones, y no parecía que Dallas tuviera opciones realistas de conseguir a algún jugador de primer nivel; de hecho, los jugadores eventualmente drafteados con esas elecciones fueron Willie Burton, Travis Mays y Duane Causwell.

2) Fichar a un par de veteranos para cubrir las bajas y mantener la estructura del equipo. Después de todo, el desastre de la 89-90 se había debido en buena parte a las lesiones; el equipo aún tenía un backcourt de calidad con Harper y Blackman, un juego interior notable con Perkins y Tarpley, y un par de pívots grandes como Donaldson y Williams.

A toro pasado todo es rabo, supongo. Dallas aún contaba con Tarpley y Perkins para la temporada siguiente, así que se optó por convertir esas rondas del draft en jugadores que pudieran contribuir directamente: Rodney McCray vino de Sacramento a cambio de Bill Wennington y dos primeras rondas (Travis Mays, Duane Causwell), y “Fat” Lever vino de Denver a cambio de una primera ronda para 1990 (Willie Burton) y 1991 (LaBradford Smith). Además, cuando se conoció la marcha de Perkins, los Mavericks firmaron como agente libre a Alex English, que se había marchado de Denver tras enfrentarse con Doug Moe. Aparentemente, Dallas estaba intentando reconstruir a los Nuggets de los 80, por razones que no alcanzo a comprender.



El resultado fue un desastre: apenas comenzada la temporada, Roy Tarpley fue expulsado de la liga y Fat Lever sufrió una gravísima lesión de rodilla que lo tendría inmovilizado durante año y medio. Rodney McCray y Alex English demostraron ser, sobre todo éste último, una pálida sombra de lo que habían sido. El equipo quedó en manos de Derek Harper y Rolando Blackman, con Herb Williams y James Donaldson como toda ayuda ya que el banquillo estaba reducido a un veteranísimo Brad Davis ya en decadencia, y un Randy White que ni cocía, ni enriquecía. Demasiado que ganaron 28 partidos.

Las cosas fueron aún peor en la temporada 1991-92. El ala-pívot Doug Smith, drafteado con el nº 6 como gran esperanza de la franquicia, fue otro jugador mediocre que tras dar bandazos unos cuantos años desapareció de la liga. Las segundas rondas de este año, el pívot Donald Hodge y el base tirador Mike Iuzzolino, mostraron ciertas virtudes en su temporada rookie que no se verían refrendadas posteriormente. Alex English no fue renovado y se retiró. Rodney McCray estaba acabado. Fat Lever y Brad Davis apenas jugaron. James Donaldson fue traspasado a los Knicks a cambio de... ¿Brian Quinnet? El equipo quedó una vez más en manos de Harper y Blackman, con Herb Williams como única ayuda además del sempiterno Randy White, los rookies y un par de agentes libres como Terry Davis y Tracy Moore. Ganaron 22 partidos.



En 1992 tiraron la toalla definitivamente: Brad Davis se retiró, Rolando Blackman y Herb Williams se fueron a los Knicks, y Rodney McCray a los Bulls. Richie Adubato fue sustituido por Gar Heard, y Derek Harper solamente duró una temporada en el equipo. Llegaron los drafts jamoneros, y se inició el lento camino hacia la reconstrucción.

Pero eso, como diría Rudyard Kipling, ya es otra historia.

El Final: 1989-90

Balance: 47-35 (57%). Playoffs: 1ª Ronda.

Si la memoria no me engaña, según Gigantes esta temporada corrió por la franquicia tejana el rumor de una supuesta “maldición del calendario”. Al parecer, el calendario promocional regalado por la franquicia incluía diferentes fotos relacionadas con el equipo, y aparecer en una de ellas garantizaba un golpe de mala suerte. O por lo menos eso parecía desprenderse de las fotos elegidas en los primeros meses: John MacLeod, Roy Tarpley, Adrian Dantley, la Reunion Arena, una peña de aficionados...

Bien. MacLeod fue cesado en Diciembre, con el equipo 5-6, y sustituido por su asistente Richie Adubato. Roy Tarpley fue suspendido en Noviembre por violar las condiciones de su programa de seguimiento, y luego se lesionó la rodilla. En Febrero, Adrian Dantley se rompió el peroné de su pierna derecha y se perdió el resto de la temporada. La peña de aficionados se vio envuelta en un tiroteo durante un atraco camino de un partido. Al pabellón le salieron grietas que requirieron unas considerables obras de reparación. Definitivamente, a los Mavericks los había mirado un tuerto.


Un tuerto, en Texas.

A pesar de ello, los Dallas Mavericks lograron sobrevivir hasta el All Star, y montar una pequeña resurrección en la segunda vuelta. Rolando Blackman y Derek Harper se echaron el equipo a sus espaldas, Sam Perkins siguió siendo efectivo, Donaldson y Williams aportaron fuerza interior y la vuelta de Roy Tarpley les permitió cerrar la liga regular con cuatro victorias consecutivas y colarse en playoffs.

Esos playoffs tendrían poca historia. Los Portland Trail Blazers iban camino de la final, con su quinteto legendario Porter-Drexler-Kersey-Williams-Duckworth, más gente como Clifford Robinson o Drazen Petrovic desde el banquillo. Portland se llevó la serie con un contundente 3-0 (109-102, 114-107, 106-92), y por parte de Dallas el único dato memorable es que Brad Davis se perdió los playoffs por lesión, rompiendo su racha.

Otro dato memorable es, por supuesto, que los Mavericks no volverían a playoffs hasta la temporada 2000-2001, once años después.

Draft 1989

1ª ronda nº 8: Randy White.



Randy White era llamado “el nuevo Karl Malone”, debido sobre todo a proceder de Louisiana Tech. En 1985, los Mavericks prácticamente le aseguraron a Malone que lo iban a draftear, aunque en el último momento apostaron por Schrempf. Decididos a rectificar ese error, Dallas eligió a White en el nº 8 de la primera ronda. Randy White venía de amasar enormes números en NCAA, pero los que lo recuerden de su breve y turbulento paso por el Joventut sabrán todo lo que hay que saber sobre él: capacidad atlética a raudales, capacidad de hacer estadística a puñados, falta de consistencia y encefalograma plano. Randy White pasó cuatro temporadas en Dallas, alternando rachas desesperantes, lesiones recurrentes y breves fulgores de ese potencial de estrella que nunca llegó a realizarse.



Su segunda ronda fue otro nombre conocido, un Pat Durham que no debutó en la franquicia ya que sus derechos fueron enviados a Milwaukee a cambio de una segunda ronda para 1993 (Eric Riley).

Altas y Bajas:

Después de todos los cambios de la temporada anterior, este verano los Mavs apenas retocaron la plantilla. Terry Tyler se retiró, Morlon Wiley se marchó a Orlando en el draft de expansión, y Uwe Blab terminó su contrato y no fue renovado. Sí renovaron a Bill Wennington, y repescaron a un Steve Alford que venía de hacer un año bastante aceptable en Warriors como suplente de Tim Hardaway.

Lo demás fueron breves contratos de diez días a secundarios como John Long, Micheal Williams, Mark Wade o Kelvin Upshaw que en algunos casos no llegaron a debutar. Al final, el elegido para el premio gordo del contrato para el resto de temporada fue nuestro viejo conocido Bob McCann, cuyo impacto en la NBA fue exactamente el que te estás imaginando.



La Plantilla

PG Derek Harper / Brad Davis
SG Rolando Blackman / Anthony Jones
SF Adrian Dantley / Randy White
PF Sam Perkins / Roy Tarpley
C James Donaldson / Herb Williams
Toalla: Bill Wennington, Steve Alford.

Draft 1988

2ª ronda nº 21: Morlon Wiley.


Who?

Como se ha mencionado anteriormente, este año los Mavericks no tuvieron elección de primera ronda, ya que la enviaron a Miami a cambio de que los Heat se comprometieran a no elegir a ninguno de los jugadores desprotegidos por Dallas (Uwe Blab, Steve Alford, Bill Wennington) en el draft de expansión que se celebró este verano. Así fue, y los Heat eligieron a Arvid Kramer, que seguía labrándose una respetable carrera en el baloncesto alemán. Curiosa, por cierto, la vinculación entre Alemania y los Mavericks. Aunque resulta difícil comprender qué razones pudieron mover a los Mavs a pensar que valía la pena proteger a ese trío de paquetes blanquitos, tampoco se puede decir que perdieran demasiado ya que su ronda era bastante baja y no produjo un jugador destacado: Miami eligió con el nº 20 a Kevin Edwards, un escolta aceptable pero poco más.

Para colmo, Dallas drafteó en segunda ronda a Morlon Wiley, un base bastante gris pero que ponía más en solfa el papel de Alford en el equipo.

Altas y Bajas:

A diferencia de lo que ocurriría durante la temporada, el verano trajo pocos cambios. Dallas fichó al veteranísimo Terry Tyler, ya en su última temporada, para completar la rotación interior, y cortaron primero a Jim Farmer y, apenas comenzada la temporada, a Steve Alford.



Lo cual sin duda me hace preguntarme... ¿para qué regalaron a Miami su primera ronda? Vale que era una ronda baja, vale que Edwards no pasó de correcto, pero apenas empezada la temporada siguiente Alford ha sido cortado y Tyler es el nuevo cuarto pívot por delante de Wennington y Blab. ¿Es eso lo que querías proteger? Bah.

La Plantilla

PG Derek Harper / Brad Davis
SG Rolando Blackman
SF Mark Aguirre / Detlef Schrempf
PF Sam Perkins / Roy Tarpley
C James Donaldson / Terry Tyler
Toalla: Bill Wennington, Morlon Wiley, Uwe Blab.

Supongo que no será necesario aclarar una vez más que los auténticos suplentes son Davis, Schrempf y Tarpley, y que el resto están a verlas venir. De todas formas, esta plantilla pronto sufrirá cambios tan profundos como dramáticos.

El Desastre: 1988-89
Balance: 38-44 (46%). Playoffs: No.


Después de su brillante papel en los playoffs de 1988, los Dallas Mavericks eran una de las franquicias de moda. Con los Lakers envejeciendo a ojos vista y unos Mavericks que parecían haberse consolidado, muchos eran los analistas que apostaron por Dallas como principal rival de los Lakers en el Oeste para la temporada 88-89. Y a juzgar por el arranque de los Mavericks (9-3, el mejor de la franquicia hasta la fecha), no estaban equivocados.

Sin embargo, la temporada de Dallas se vino abajo estrepitosamente a principios del año siguiente. El 5 de Enero, y con el equipo plantado en un prometedor 17-10, la NBA anunció que Roy Tarpley quedaba sancionado indefinidamente por violar la política sobre drogas de la liga, y se perdió prácticamente toda la temporada. Para completar la plantilla, Dallas contrató al escolta Anthony “carne de banquillo” Jones, lo que no solucionó gran cosa. Pero lo más grande estaba aún por llegar.



El 15 de Febrero, los Dallas Mavericks traspasaron a Mark Aguirre a Detroit a cambio de Adrian Dantley más una primera ronda para 1991 (LaBradfor Smith). Dallas había intentado hacer un Aguirre más Perkins a cambio de Dantley más Salley, pero Detroit se negó y presentó la contraoferta que pese a muchas dudas los Mavericks teminaron aceptando. Dantley se tomó muy mal el traspaso, y durante ocho días se negó a incorporarse a la franquicia texana, mientras las cámaras de televisión se plantaban delante de su casa esperando a que saliera.

Con Tarpley sancionado, Aguirre traspasado y Dantley desaparecido, los Mavericks necesitaban un refuerzo interior inmediatamente. Dallas envió a Detlef Schrempf más una segunda ronda para 1990 (Antonio Davis) a Indiana a cambio del veterano pívot Herb Williams. Era dar demasiado por un Williams que a pesar de tener posteriormente una larguísima carrera en los Knicks, nunca volvió a acercarse al magnífico rendimiento que ofreciera sus primeros años en Indiana, pero los Mavs estaban desesperados y necesitaban anclar su juego interior.



Una vez más, la gran pregunta es para qué protegieron a Blab y Wennington.

A pesar de que el rendimiento de Schrempf en Indiana y posteriormente en Seattle fuera muy superior al ofrecido por Williams, este traspaso quedó vindicado un par de semanas después: los Mavericks aún estaban ajustándose a la llegada (por fin) de Dantley, cuando el 10 de Marzo de 1989 James Donaldson se rompió el tendón rotuliano de su rodilla derecha. Donaldson, que venía de ser All Star el año anterior, tuvo que salir de la cancha en camilla y no volvió a jugar en toda la temporada. Sin Tarpley ni Donaldson, la llegada de Herb Williams impidió un desastre aún mayor.

De todas formas, la temporada estaba más allá de toda esperanza de salvación. Suspensiones, lesiones y traspasos descuadraron al equipo de tal manera que fue imposible levantarlo, y Dallas quedó por primera vez fuera de playoffs desde 1983. El traspaso de Adrian Dantley no había resuelto los problemas del equipo, antes al contrario; a pesar de ser dos jugadores a priori muy similares (ambos aleros no muy altos que jugaban por la zona cumpliendo el mandamiento bíblico de “te ganarás el pan con el sudor de tu culo”), problemáticos en el vestuario y poco inclinados a la defensa, sí que había algunas diferencias notables entre ambos: Aguirre era tres o cuatro años más joven, para empezar, pero además su juego era más rápido, de más movimiento, y su tiro tenía mayor alcance, permitiéndole tirar de “tres”. Dantley se movía en la media distancia, en suspensiones o colocándose dentro de la zona para jugar en ataque casi como un “4” ó “5”; a cambio, se suponía que era un jugador más fiable en playoffs, ya que había sido el máximo anotador de Detroit en las pasadas finales mientras que Aguirre tenía cierta reputación de esconderse en los partidos decisivos. El resultado fue que el juego de Dallas se hizo más lento y laborioso, y que Adrian Dantley pasó a ocupar unos espacios en la zona que obstaculizaban los cortes a canasta de Blackman o Perkins.

Todo ello quedaría en un segundo plano, sin embargo, ante los reiterados problemas físicos que marcarían su etapa en Dallas y el final de su carrera. Las cosas no iban a mejorar para los Mavericks, como ya veremos.

Tocando el Cielo con la Punta de los Dedos: 1987-88

Balance: 53-29 (65%). Playoffs: Final de Conferencia.

Hay cosas que por más baloncesto que viva uno, nunca llega a entender.

John MacLeod llega a Dallas, en parte como plato de segunda mesa ya que el candidato preferido era Don Nelson (aunque había sido despedido por Milwaukee el año anterior, aún cobraba su contrato y los Bucks no le autorizaron a aceptar la oferta de los Mavericks), inmediatamente ratifica al asistente Richie Adubato en su puesto y, cuando su anterior asistente en Phoenix (Al Bianchi) se marcha a los Knicks, contrata en su lugar al ínclito Gar Heard, el de los tiros sonoros. Hasta aquí, bien.

Lo sorprendente son las declaraciones de MacLeod sobre cuáles son sus planes para el equipo. La estrategia de John MacLeod en los Suns se había basado en un control estricto de las rotaciones y los minutos de cada jugador en cancha, y construyendo el juego desde la defensa y una atención secundaria al ataque, el cual se fundamentaba en el movimiento constante del balón y en la creencia de que disponer de varios exteriores polivalentes con manejo de balón era preferible a centrarse en un único director de juego total. Sin embargo, a su llegada a Dallas MacLeod anunció que su intención era reformar el juego de ataque de los Mavericks y desentenderse de la defensa que seguiría en manos de Adubato (que ciertamente había hecho un buen trabajo el año anterior); el equipo debía correr más (¿aún más?) y buscar dentro a James Donaldson (?) y a Sam Perkins, que según él era un jugador cuyo progreso constante era evidente.

Sinceramente, es difícil estar de acuerdo con esa valoración: los Dallas Mavericks de Dick Motta eran un equipo que vivía de su demoledor juego de ataque, y lo que necesitaban precisamente era mejorar la defensa; Donaldson no era ni entonces ni luego ni nunca una buena opción ofensiva, y Perkins mostraba ya un preocupante estancamiento que ya había hecho a algunos analistas sugerir la posibilidad de traspasarlo mientras su valor aún era alto para poner a Roy Tarpley de titular en su lugar.

Pero lo más grande es que se diría que ni siquiera el propio John MacLeod estaba de acuerdo con su valoración. Con él en el banquillo, los Dallas Mavericks enlentecieron notablemente su juego y se centraron sobre todo en la defensa; Donaldson desapareció totalmente del juego de ataque del equipo, y Sam Perkins completó su peor año hasta la fecha. Aún más, incluso lo que se podría haber anticipado como mejora más sustancial, la relación con Mark Aguirre, resultó una notable decepción: Mark Aguirre no entendía las rotaciones de MacLeod, MacLeod parecía dejar deliberadamente a Aguirre fuera del partido con demasiada frecuencia (particularmente durante la eliminatoria de playoffs contra Denver), y ninguno le tenía particular cariño al otro. Con un Derek Harper acusando la estrategia de “perímetro compartido” de su entrenador, la única noticia realmente buena fue el progreso de un Roy Tarpley arrollador que terminó elegido “Mejor Sexto Hombre”. Bueno, no del todo, ya que antes de empezar la temporada Tarpley tuvo que reconocer públicamente que estaba bajo tratamiento por su adicción al alcohol y las drogas. En fin.

Pese a todo, la temporada regular no fue ni mucho menos mala. “Impredecible” sería la palabra, desde la victoria contra los Jazz en el partido inaugural gracias a un triple en el último segundo hasta la derrota en Denver en la última semana de competición que los relegó al segundo puesto de la división. Las lesiones respetaron en general al equipo, a excepción de una torcedura de rodilla sufrida por Rolando Blackman en Enero cuando le cayó encima Allen Leavell. Tampoco hubo traspasos que obligaran a reconfigurar el equipo, lo más que se hizo fue discutir un posible traspaso de Detlef Schrempf a los Knicks a cambio de Bill Cartwright pero que no llegó a nada. Los Mavericks se negaron a dar permiso a los Sixers para hablar con Richie Adubato como posible sustituto de Matty Guokas. James Donaldson fue sancionado con un partido por pelearse con Mark West. Nada más. En lo que a novedades se refiere, calma chicha.

Y sin embargo, el equipo seguía siendo un enigma irritante, capaz de ganar de paliza una noche al más pintado y de perder el siguiente partido de forma lastimosa. Esto propició una famosa metedura de pata del comentarista de Lakers, que dijo en un partido que “probablemente Blackman sea sin duda el jugador más importante de este equipo”, lo que por lo menos deja claro que probablemente sin duda nadie sabía a qué carta quedarse con este equipo. Así, los Mavericks terminaron con 53 victorias, una marca notable, pero considerados unánimemente como firmes candidatos a un breve cameo en playoffs.

Pues no.

En primera ronda esperaban unos Rockets en plena tormenta, tras el traspaso de Sampson por Joe Barry Carroll y “Sleepy” Floyd, el enfrentamiento público entre Olajuwon y Bill Fitch, más el fichaje de World B. Free por si faltaba marcha en el vestuario. Los Mavericks se llevaron el primero en casa 120-110, en un partido que Dallas tenía ganado al descanso pero que igualó una remontada de Houston en el tercer cuarto y nos dio un último cuarto con un parcial de 43-37. Los ocho jugadores de Dallas que participaron terminaron con dobles dígitos, mientras que el mal partido de Carroll dejó demasiado solo a Olajuwon. Sin embargo, fueron los Rockets los que ganaron el segundo 119-108, recuperando así el factor cancha para volver a Houston con la serie empatada. De nuevo Carroll dio la de arena (o la de cal, la mala, vamos), pero unos inconmensurables Olajuwon (41 puntos y 26 rebotes) y “Sleepy” Floyd (42 puntos y 9 asistencias) destrozaron a unos Mavericks que se vinieron abajo en el último cuarto.



Sin embargo, la supuesta reacción de los Rockets se vino abajo estrepitosamente cuando Dallas ganó los dos partidos siguientes en Houston para cerrar la serie. El tercero fue un durísimo 93-92 a cara de perro donde por fin jugó muy bien Joe Barry Carroll pero el perímetro dio más pena que vergüenza, y el último fue un bochornoso 107-97 donde los Houston Rockets bajaron los brazos en la segunda parte para terminar así su temporada y la era Fitch en Houston, donde se llegaron a sacar a la venta pegatinas con el lema “Ditch Fitch” antes de que fuera despedido por la gerencia.

En segunda ronda esperaban los favoritos Denver Nuggets de Alex English, “Fat” Lever y Doug Moe. Qué pena que no nos pillara aún con Dick Motta en el banquillo, qué anotaciones habríamos podido ver. Eran los Nuggets un equipo muy parecido precisamente a aquellos primeros Mavericks, con un perímetro ultra anotador, un juego interior de carcajada y la defensa limitada a algunos especialistas suplentes (Hanzlik, Dunn, Cooper). Por tener, incluso tenían a Jay Vincent saliendo desde el banquillo como anotador interior. Sin embargo, la estrategia de usar a los rapidísimos Fat Lever y Michael Adams para presionar las líneas de pase del rival y en ataque ir con todo había funcionado muy bien esta temporada y se los consideraba un rival muy difícil en casa. Y tenían el factor cancha a favor.

El primer partido pareció respaldar ese análisis, ya que los Nuggets ganaron con mucha más holgura de la que indica el 126-115 final gracias al estratosférico cuasi-triple-doble de “Fat” Lever (30 puntos, 11 rebotes, 8 asistencias) y los 17 puntos de un Jay Vincent con ansias de venganza. Sin embargo, en el segundo partido saltó la sorpresa y Dallas obtuvo la victoria por 112 a 108, en un partido extraño que se decidió dentro de la zona entre Roy Tarpley (27 puntos y 12 rebotes), James Donaldson (14 y 13) y Danny Schayes (20 puntos y 10 rebotes). Mientras tanto, Mark Aguirre y Derek Harper no llegaban a dobles dígitos. El mundo al revés.

Denver pareció recuperar la iniciativa gracias a una remontada final que les permitió ganar el tercer partido en Dallas 107-105 y recuperar el factor cancha, pero el coste fue demasiado alto: “Fat” Lever se lesionó en la rodilla derecha y tuvo que someterse a cirugía artroscópica, perdiéndose lo que quedaba de eliminatoria y anticipando los problemas físicos que marcarían el prematuro final de su carrera.



Los Mavericks aprovecharon la oportunidad apalizaron 124-103 a los Nuggets. Mark Aguirre, que extrañamente había jugado pocos minutos y menos tiros en la serie hasta ahora, se soltó la melena y con la ayuda de Roy Tarpley dejó bien claro que a efectos prácticos la serie ya estaba acabada. Los Mavericks tomaron la delantera definitiva con un 110-106 en Denver, con otro partidazo de Mark Aguirre y a pesar de los 33 puntos de Danny Schayes, y cerraron la serie en casa con un 108-95 decidido en el último cuarto.

Una vez más, los Mavericks se veían las caras con Los Angeles Lakers, esta vez en la final de conferencia. Los Lakers tomaron las primeras ventajas con holgura, un cómodo 2-0 en casa (113-98 y 123-101) en unos partidos marcados por el acierto ofensivo, y en los que el quinteto titular de Lakers liderado por un Byron Scott en su momento más dulce se impuso claramente a los Mavericks a pesar de los puntos de Aguirre y los rebotes de Tarpley. Sin embargo, el factor cancha iba a pesar y mucho en la eliminatoria, pues de vuelta en Dallas los Mavs empataron 2-2 sin demasiado esfuerzo (106-94, 118-104) gracias a una ligera mejora en defensa y a la colaboración de Blackman y Harper al trabajo constante de los ya mencionados Mark Aguirre y Roy Tarpley.

Por no perder el ritmo, Lakers volvió a ganar en casa cómodamente para ponerse 3-2 (119-102), pero Dallas consiguió evitar el final prematuro de la serie con una apuradísima victoria en la que una pérdida de balón de Derek Harper cerca del final estuvo a punto de costarles el partido y recordó viejos fantasmas de eliminatorias anteriores. Sin embargo, los Mavericks lograron aguantar y se llevaron el triunfo 105-103 para mandar la serie al séptimo partido. En Los Angeles.

A pesar de la enorme expectación en Dallas, de que Aguirre por fin dio su nivel en un partido vital y de la gran actuación de James Donaldson (15 puntos y 14 rebotes), los Mavericks solamente aguantaron la primera parte. En el tercer cuarto, el triángulo mágico de “Magic”, Scott y Worthy puso a los Lakers por delante, y el amago de remontada de los Mavs cerca del final quedó en nada.

Los Dallas Mavericks se quedaron a un partido de las Finales de la NBA. Nunca volverían a estar tan cerca.

Draft 1987

1ª ronda nº 20: Jim Farmer.
2ª ronda nº 3: Steve Alford.



Aquí hay chicha. Y por una vez no me refiero a traspasos: la primera ronda era la orgánica de Dallas mientras que la segunda se había intercambiado por la de los Nets en el traspaso de Dirk Minniefield en 1983. Me refiero a los jugadores.

Jim Farmer fue una elección curiosa, por más que no se pueda decir que fuera la típica cagada del draft: por detrás de él, solamente Reggie Lewis llegó lejos, además de los típicos jornaleros elegidos en rondas bajas (y Montero, claro). Farmer había sido un buen alero tirador en Alabama pero no una estrella, y no estaba muy claro si tenía la velocidad para adaptarse a la posición de escolta en la NBA (no la tenía). Un buen papel en los torneos previos al draft lo impulsaron a primera ronda, pero no llegó a establecerse en la liga y tras un breve paso por competiciones menores terminó reconvertido en entrenador de un equipillo profesional de medio pelo y... cantante country. Así como suena. Tiene su propia web y todo, pero no os digáis que no os aviso: incluye fotos de Jim Farmer en camiseta de tirantes.

Sin embargo, este año la auténtica noticia fue la elección de Steve Alford en segunda ronda. Como muchos recordaréis, Alford fue la estrella universitaria que lideró a la Indiana de Bobby Knight a lo más alto después de ser enchufado como titular en la selección olímpica de 1984 pese a ser apenas un freshman de nada. Steve Alford se había labrado una gran fama como tirador saliendo de los bloqueos, fantástico anotador de tiros libres, trabajador y profesional. Pero los analistas resumían sus dudas con una frase que se hizo famosa: “¿era capaz de defender a Michael Jordan?” (la respuesta implícita era un sonoro “no”). Alford intentó plantar cara con un desafiante “ya veremos quién tiene que ajustar su defensa a quién”, pero pronto se vería que carecía de la capacidad de trasladar su éxito universitario a NBA, sobre todo cuando tuvo que convertirse en base a pesar de que su juego era fundamentalmente sin balón.

quote:
I was in Knight's office one time and I was sharing a story with him about Alford likely being cut by the Dallas Mavericks. The coach responded with so much emotion: “Are they crazy? You can't get a better guy to come off your bench in terms of coming to practice every day with great work ethic and a great love for the game,” he said. “You tell those suckers that they are making a major mistake.” (Dick Vitale)


Irónicamente, los grandes beneficiados de estos acontecimientos serían los Indiana Pacers. Con un equipo mediocre, los aficionados exigían la elección de la estrella local, e incluso dentro de la franquicia tenía bastante peso la opinión de que más allá de triunfar o fracasar en la NBA, como mínimo Steve Alford garantizaba llenar el pabellón. En la fiesta que se celebraba en el estadio para seguir el draft, Dick Vitale animaba a los aficionados presentes sugiriendo nombres de posibles elecciones: todos fueron silbados excepto Alford, que recibió un caluroso aplauso. Cuando Walsh tomó el micrófono y anunció la selección de Reggie Miller, los abucheos fueron ensordecedores. Durante años, de hecho hasta los grandes enfrentamientos con los Knicks, la mayoría de los aficionados de Indiana trataron a Reggie Miller con una mezcla de desdén e indiferencia, sin que Miller tuviera para ellos más que palabras de elogios.

Mientras, Steve Alford tuvo una carrera oscurísima que transcurrió casi completamente en el fondo del banquillo de los Mavericks, y hoy es entrenador en Iowa, donde por cierto se oyen rumores poco tranquilizadores sobre su continuidad. Sinceramente, ¿qué cabía esperar de un tío al que no le gustaban los Simpsons? [“The Simpsons really bug me. Everyone else seems to like them, but I don't. Bart is a brat, Homer is a knucklehead. I can't stand the entire family.”]

Esto es como lo del alemán informático: no cabe el error.


¡50 minutos! ¡Más menos mi carrera NBA!

Altas y Bajas:

No hubo mucho que contar. Al Wood y Dennis Nutt salieron escopeteados del fondo del banquillo, y fueron sustituidos por los rookies Jim Farmer y Steve Alford. Las consecuencias fueron tan imperceptibles como cabía esperar.

El gran cambio lo supuso la llegada de John McLeod como nuevo entrenador jefe, algo que analizaremos al ver la temporada.

La Plantilla

PG Derek Harper / Brad Davis
SG Rolando Blackman / Jim Farmer
SF Mark Aguirre / Detlef Schrempf
PF Sam Perkins / Roy Tarpley
C James Donaldson / Uwe Blab
Toalla: Bill Wennington, Steve Alford.

La única modificación con respecto al año anterior es que McLeod prefirió apostar por Uwe Blab como pívot suplente, en detrimento de Bill Wennington. Sin embargo, el progreso de Roy Tarpley y su correspondiente incremento en minutos de juego hicieron que en la práctica la precesión de los equinoccios tuviera más trascendencia en el juego de los Dallas Mavericks.

Saliendo a lo grande: 1986-87

Balance: 55-27 (67%). Playoffs: 1ª Ronda.

Esta temporada los Mavs alcanzaron una marca tal que la franquicia tardaría 15 años en superar. Con Aguirre y Blackman como estrellas indiscutibles de la liga, Harper y Perkins a un grandísimo nivel, Donaldson cubriendo por fin las carencias crónicas del equipo en la zona y Davis, Schrempf y Tarpley dando los relevos desde el banquillo, el equipo terminó la temporada con su mayor éxito hasta la fecha: el campeonato de la Midwest Division. A pesar de empeorar ligeramente en el porcentaje de tiro, la gran mejora en la defensa y el rebote lo compensó sobradamente y convirtió a Dallas en un equipo que ya no se limitaba a anotar desaforadamente, sino que en ciertos momentos podía hacer una defensa cuanto menos correcta por más que Dick Motta siguiera apostando por el run’n’gun.

Sin embargo, fue precisamente Dick Motta el que dio las señales más preocupantes sobre los problemas subyacentes en la franquicia. Con la marcha de Bob Weiss, que aceptó la oferta para convertirse en entrenador jefe de los San Antonio Spurs de Walter Berry, los Mavericks perdieron al colchón de seguridad y al guante de seda que amortiguaba el puño de hierro de Motta. La situación, que ya había sido tensa en temporadas anteriores, fue superando todos los límites. A finales de Marzo de 1987 en Detroit, Mark Aguirre se dedicó a protestar justo antes del descanso por lo que él consideraba que era una defensa más allá de lo reglamentario por parte de los Pistons. A pesar de que Motta intentó que se callara, Aguirre siguió discutiendo con los árbitros hasta que al final Jack Nies le pitó dos técnicas consecutivas y lo mandó a la ducha. A pesar de que los Mavericks terminaron llevándose la victoria (122-118), la auténtica noticia fue la monumental bronca que Dick Motta le dedicó en el vestuario, llamándole “perdedor” y “cobarde” a gritos. Incluso algunos de sus compañeros parecían estar ya un poco hartos de la actitud de Mark Aguirre, a juzgar por la reacción de Derek Harper: Harper, posiblemente el mejor amigo de Aguirre en la plantilla, reaccionó a la expulsión pegándole un empujón en la espalda y llamándolo “idiota”. A pesar de que Mark Aguirre reaccionó pidiendo perdón al entrenador y a sus compañeros, el divorcio entre el entrenador y su estrella era ya de dominio público.

Para terminar de arreglar las cosas, justo a continuación la NBA anunció que Dick Motta quedaba sancionado con un partido de suspensión más una multa de $5000 por declarar en una rueda de prensa que Bill Fitch, el entrenador de los Houston Rockets, estaba dejándose perder partidos deliberadamente con el fin de obtener un cruce más asequible en primera ronda de playoffs. Dick Motta montó en cólera con la sanción y se explayó a gusto en los medios, lo que tampoco contribuyó a dar una imagen de calma y serenidad.

Aún así, los Mavs llegaban a playoffs como claros favoritos en su eliminatoria contra los Seattle Supersonics. Después de todo, los habían barrido en temporada regular 5-0, ganando por una media de casi veinte puntos cada partido.

Los Sonics eran un equipo notablemente similar a los propios Mavericks. Su juego se basaba en la anotación más que en la defensa, alrededor de tres aleros grandísimos anotadores como Tom “the Hawk” Chambers (MVP del All Star de este año), Xavier “X-Man” McDaniels y nuestro viejo conocido “Lamar Mundane” Ellis. Los tres venían de completar una fantástica temporada, sumando muchos puntos y rebotes aunque dejaran la defensa en manos del rookie Nate McMillan y del pívot Alton Lister. Lister era un jugador muy similar a Donaldson, ambos pívots defensivos que habían tardado bastante en asentarse en la liga pero que parecían haber encontrado su lugar. De hecho, eran parecidos hasta en sus lesiones: ambos llegaban a playoffs lesionados en el pie derecho, Donaldson con una torcedura que lo limitaba seriamente y Lister con un hueso roto que le impedía jugar.

La mayor diferencia entre ambos equipos se encontraba en el banquillo: si los suplentes de los Mavericks destacaban por su juventud a excepción del incombustible Brad Davis, los Sonics juntaban a un banquillo literalmente al borde de la retirada (menos el triplista ocasional Danny Young y el atlético Kevin Williams) compuesto por Eddie Johnson “el de los Hawks”, Maurice Lucas y Clemon Johnson. Esto tendría unas consecuencias sorprendentes, ya que aunque inicialmente podría parecer que Dallas llevaba ventaja en el tema de las lesiones (Donaldson podría jugar aunque fuera a la pata coja, y Tarpley venía de una temporada rookie fantástica) al final la veteranía de los hombres altos del banquillo de los Sonics, más el hecho de que Clemon Johnson sí fuera un “cinco” puro, terminaría dándole la vuelta a la tortilla.

Primer Partido: Dallas 1-0 (151-129): No es una errata. 151-129, y sin prórroga. Con un brutal 60% en tiros de campo, Dallas sentenció el partido antes incluso del descanso, al que se llegó con un increíble 77-59. Nueve jugadores de los Mavericks anotaron en dobles dígitos, liderados por Aguirre y Tarpley, y ambos equipos aprovecharon para vaciar los banquillos: ningún titular de Dallas llegó a los 30 minutos, y el último cuarto lo jugaron grandes estrellas del baloncesto como Uwe Blab, Dennis Nutt, Russ Schoene o Curtis Kitchen.

Segundo Partido: Seattle 1-1 (112-110): La gran sorpresa. A pesar de que Dallas siguió anotando a muy buen nivel, esta vez Seattle supo mantenerse en el partido gracias sobre todo a la resurrección de Clemon Johnson. Johnson, 0 puntos y 2 rebotes en el primer encuentro, se fue a los 20 puntos, 7 rebotes y 2 tapones para exponer dramáticamente las limitaciones físicas de un James Donaldson que jugaba tocado. El partido se jugó de poder a poder hasta el final, sin que ningún equipo lograra más que mínimas ventajas, y se decidió en un error infantil en los últimos segundos: Derek Harper se equivocó en un saque de banda, Seattle robó el balón y corrieron para anotar la canasta de la victoria.

Tercer Partido: Seattle 1-2 (117-107): Este partido estuvo mucho menos competido de lo que indica el marcador final. Con un Dale Ellis intratable (43 puntos y 14 rebotes hizo el muy animal) y gracias a un dominio abrumador de los tableros, los Sonics encarrilaron la victoria en la primera parte. Donaldson apenas pudo saltar a la cancha, y Tarpley mostró su inmadurez cargándose de faltas rápidamente (6 faltas en 15 minutos). Blackman y Harper solamente lograron maquillar el resultado, y Dallas quedaba al borde de la eliminación.

Cuarto Partido: Seattle 1-3 (124-98): Se acabó. Fue un triste final para una temporada tan emocionante, con un James Donaldson que ni siquiera pudo vestirse de corto y un Mark Aguirre desaparecido (por una faringitis, según él) y que ni anotó en la segunda parte.

Esta vez, el clima de la franquicia había empeorado. Mark Aguirre no había dado la cara en los partidos en Seattle, el equipo parecía perdido y Dick Motta estaba quemado. Después de que la prensa especulara con una posible oferta de los Knicks, Dick Motta convocó una rueda de prensa en la que de manera abrupta, sin responder a preguntas y con apenas un par de frases, comunicaba su dimisión como entrenador de los Dallas Mavericks.

Draft 1986

1ª ronda nº 7: Roy Tarpley.
2ª ronda nº 1: Mark Price.
2ª ronda nº 11: Milt Wagner.



¿Os podéis creer que aún estamos con los traspasos realizados en la temporada inaugural? Teóricamente, a Dallas debiera haber correspondido la elección nº 16 (Mo Martin, un prolífico escolta anotador en universidad al que Dou Moe llamaría “vago” y “gordo”, y que sufriría una grave lesión de rodilla su temporada rookie de la que no se recuperaría; hoy es jefe de mantenimiento en el pabellón de los Nuggets), pero esa elección había sido enviada a Denver en el traspaso de Kiki Vandeweghe, allá por el pleistoceno. En cambio, los Mavs tenían la elección nº 7 procedente de, adivina, Cleveland, del traspaso de Washington y Whitehead a cambio de Robinzine también el año inaugural.

Quizás impelido por un extraño sentido de la justicia, Dallas quiso devolver el favor a los Cavs. Los Mavericks tenían el nº 1 de segunda ronda que habían recibido de los Knicks como compensación por renunciar al derecho de tanteo sobre Pat Cummings (uno hubiera dicho que no tantear a Cummings ya conllevaba su propio premio), y con él eligieron a Mark Price, un futuro base all-star. La misma noche del draft, los Mavs enviaron a Cleveland los derechos sobre Price a cambio de una futura segunda ronda (1989, Jeff Hodge) y dinero. Probablemente, Dallas esperaba que este intercambio fuera otro timo vergonzoso, como todos los que habían realizado con Cleveland hasta la fecha (seamos sinceros, fue Stepien el que levantó la franquicia tejana), pero si recordáis el topic de los Cavs, ahora estaba Wayne Embry al mando de las operaciones de los Cavs y eventualmente este traspaso se recordaría como uno de los que sirvieron para señalar que las cosas habían cambiado.



Dallas también tenía la elección nº 11 de segunda ronda procedente del traspaso de Dirk Minniefield a Nets, con la que eligió a un Milt Wagner que no debutaría en el equipo y que haría carrera en Europa (Israel, Alemania) además de ganar un anillito en Lakers en su breve cameo NBA y luego ser el papá de DaJuan Wagner, que va camino de no llegar a igualar el currículum de su progenitor. La nº 15 (Rafael Addison) era teóricamente la de Dallas, pero la habían traspasado a cambio de Wallace Bryant años atrás, y del resto solamente cabe destacar la séptima ronda, no porque valiera un duro sino porque siempre reconforta encontrarte nombres como “Kim Cooksey” fuera del circuito porno.

Dentro de la categoría “a éste lo conozco yo” de este draft cabe destacar la abundancia de americanos que decepcionaron en la ACB, como Pete Myers, Anthony Frederick o Walter Berry, junto a otros mejor recordados como Lampley, Barlow, Johnny Rogers, Alexis, Turner, Bingenheimer o incluso Tim Kempton. El desembarco europeo se hizo más inminente con una notable presencia de grandes jugadores en el draft aunque la mayoría no llegaran a dar el salto: Petrovic, Binelli, Volkov, Tikhonenko. Finalmente, en este draft apareció el jugador con mejor nombre de la historia, Baskerville Holmes, uno de los miembros del famoso equipo de la Memphis University (con Andre Turner, Vincent Askew, William Bedford y Keith Lee) que terminó asesinando a su novia y suicidándose bajo los efectos de las drogas.

Qué quieres, fue el draft de 1986.

Altas y Bajas:

Aunque ahora se vea diferente, el gran movimiento del verano de 1986 para Dallas fue en ese momento el traspaso de Jay Vincent a los Washington Bullets a cambio de una primera ronda para 1990 (Willie Burton). Si la llegada de Perkins y Donaldson lo había empujado al banquillo, ahora la elección de Roy Tarpley más la presencia de Schrempf lo hacían prescindible. Tampoco había sido nunca uno de los favoritos de Dick Motta debido a su poca afición al trabajo, y posiblemente esto explique su rápida decadencia: justo después del traspaso se rompió un tendón de un dedo de la mano derecha que le hizo perderse media temporada y jugar el resto de forma poco sugerentes; luego tuvo un buen año en Denver, pero ya fue el último buen momento del “Big Daddy” que se retiró en 1990 entre la indiferencia generalizada.

Sin embargo, hoy resulta evidente que el traspaso principal de este verano fue Dale Ellis. Ya ha quedado claro que en un equipo construido sobre Blackman y Aguirre, un suplente de tanta calidad como Ellis era un desperdicio. Máxime cuando la llegada de Schrempf ocupó la mitad de esos minutos al ser un jugador de parecidas características (más alto y menos atlético, pero también tirador). Dale Ellis se había hartado de pedir un traspaso, y al fin lo consiguió: Dallas lo mandó a Seattle a cambio de Al Wood.



Bien, si traspasar a Dale Ellis era prácticamente inevitable, hacerlo a cambio de Wood no era obligatorio. Al Wood era un antiguo nº 4 del draft de 1981 (el de Mark Aguirre e Isiah Thomas) que había fracasado lastimosamente en Atlanta. Medio recondujo su carrera en los Clippers, lo cual debiera haber sido advertencia suficiente, y tuvo un par de años buenos en Seattle. Era el típico jugador cuya gran reputación universitaria aún le permitía tener un reconocimiento superior al de sus auténticos méritos en una cancha NBA. Se suponía que era un muy buen defensor con capacidad de anotar, pero lo que Dallas realmente consiguió es a un defensor del montón con un juego ofensivo poco eficaz y un serio problema de alcoholismo. Terminó desaparecido en el fondo del banquillo, y tras ser cortado al final de la temporada no volvió a aparecer por la NBA.

Endemientras, Dale Ellis pasó a promediar 25 puntos por partido, fue elegido “Most Improved Player” y al recoger el premio mandó un recadito diciendo que no se merecía el trofeo porque no había mejorado nada, sólo es que en Dallas no le habían dado la oportunidad de demostrar lo bueno que era. Esta misma temporada tendría esa oportunidad.

Finalmente, y después de su segundo paso por el campus de verano de Dallas, los Mavericks terminaron ofreciendo un contrato de diez días a Dennis Nutt, base blanquito de infausto recuerdo en el Real Madrid, y que realmente no era más que el clásico “underdog” que a base de trabajo, actitud y comprensión del juego se gana el aprecio del entrenador y de la grada. Convertido en algo así como la mascota de los aficionados, fue renovado para toda la temporada aunque solamente saltaba a cancha si el partido estaba ganado más allá de toda duda razonable. Como muchos otros jugadores similares, hoy es entrenador universitario (si no me equivoco, cuando recibió la llamada de George Karl para el Real Madrid, ya estaba retirado y era asistente; de su hermano, creo).


Dennis Nutt indicando “jugada macarena”.

La Plantilla

PG Derek Harper / Brad Davis
SG Rolando Blackman / Al Wood
SF Mark Aguirre / Detlef Schrempf
PF Sam Perkins / Roy Tarpley
C James Donaldson / Bill Wennington
Toalla: Uwe Blab, Dennis Nutt.

La rotación siguió el proceso de consolidación y compactación. El quinteto titular quedó ya establecido claramente, y todos sus componentes estuvieron por encima de los 2500 minutos en temporada regular. Como suplentes estaban el incombustible Davis, Schrempf y Tarpley como hombre alto. El resto tuvieron una participación entre lo escaso y lo testimonial, destacando aparte del ya comentado fiasco de Wood, el fracaso de Wennington y Blab, primeras rondas el año anterior y que esta temporada tuvieron aún menos relevancia que en su triste año rookie. Vamos a ver, Uwe Blab trabaja hoy en una empresa de informática. Un alemán trabajando en informática. Era un empollón, por amor de dios, no un jugador de baloncesto.