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Mis Fantasmas Favoritos

Epílogo: Los Ninjas de Fratello

Tras la dimisión de Lenny Wilkens, Wayne Embry se puso a considerar candidatos para reemplazarlo. Un par de entrenadores universitarios parecían listos para el salto a profesionales, pero estaban comprometidos con programas muy bien montados y era dudoso que aceptaran el puesto; el ex-Celtic Paul Silas era un viejo favorito de Embry, que además era muy sensible a los problemas de movilidad lateral de los entrenadores negros (en su opinión, Silas había sido despedido después de hacer un buen trabajo y no había tenido más ofertas, mientras que entrenadores blancos iban saltando de un empleo a otro). Al final, sin embargo, el puesto se lo llevó un Mike Fratello que no estaba a priori entre los candidatos, pero que se dedicó a darle la brasa a Embry con llamadas y visitas hasta convencerlo de que era el entrenador idóneo para los Cavs.

La temporada 93-94 supuso el cambio hacia los nuevos Cavs post-Wilkens. De la rotación “clásica” desparecieron Mike Sanders (retirado) y Craig Ehlo, que firmó como agente libre con los Hawks. Larry Nance se perdió casi todo el año con diversas lesiones y Brad Daugherty también faltó muchos partidos, mientras que Danny Ferry siguió sin ofrecer un rendimiento digno. Para reemplazarlos se trajo a Tyrone Hill de los Suns a cambio de la primera ronda del año siguiente, y se ficharon a los agentes libres Rod Higgins y Tim Kempton como parche temporal, pero sobre todo se empezaron a dar muchos minutos a los jóvenes Terrell Brandon, Bobby Phills y Chris Mills (a la sazón, rookie elegido en primera ronda este año). Fratello empezó a introducir un sistema con muchas más rotaciones que el de Wilkens y con un énfasis en la defensa colectiva. El récord final fue un aceptable 47-35, y el equipo fue barrido 3-0 en primera ronda de playoffs por... los Chicago Bulls. Al terminar la temporada, Brad Daugherty y Larry Nance anunciaron su retirada, acuciados por las lesiones. Su marcha certificó el final de la era dorada de los Cavs.

La temporada 94-95 supuso la instauración definitiva del sistema de los “ninjas de Fratello”: rotaciones constantes, defensa a ultranza y anotaciones mucho más bajas y muy repartidas. Mark Price se perdió media temporada (no fue buena señal que Hill y Brandon también faltaran bastantes partidos), y el equipo se articuló sobre una rotación mayormente defensiva con la llegada de jugadores como Michael Cage o Greg Dreiling. Claro que uno se pregunta qué rayos pintaba Tony Campbell ahí. El resultado fue muy similar al anterior, 43-39 y eliminación en primera ronda esta vez ante los Knicks. Al final de la temporada, Mark Price se marchó del equipo rumbo a un final de carrera poco distinguido entre lesiones y suplencias en equipos menores, y “Hot Rod” Williams fue a los Suns a aportar alguna presencia interior veterana en el banquillo de un equipo candidato a todo; aún tuvo un par de años buenos antes de retirarse.

¿Pudo ser diferente la historia? ¿Qué hubiera pasado sin el traspaso de Ron Harper? ¿Tuvieron aún una oportunidad los Cavs sin él? ¿Y si hubieran obtenido a cambio un jugador más valioso o de características más acordes a las necesidades que Danny Ferry? ¿Y si no hubieran cortado a Johnny Newman, hubiera podido llegar a convertirse en un sustituto válido de Harper? Quién sabe. Éstas son las cosas que los aficionados al baloncesto gustan de discutir después de la una de la madrugada, cuando la cerveza hace tiempo que dejó paso a los cubatas. Lo único seguro es lo que fue, y lo que fue es esto.


This is the end, my friend.

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