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Temporada 1983-84: La resurrección

45 – 37 (55%) Playoffs: 2ª Ronda.

¡Boom! Sorprendentemente, los Utah Jazz dieron el gran salto adelante, ganaron 15 partidos más que el año anterior para conquistar su primer título de División, e incluso pasaron de primera ronda. A estos éxitos colectivos se sumaron los galardones individuales: Dantley como máximo anotador, Green como líder en robos, Eaton máximo taponador, Griffith como líder en porcentaje de triples, y sobre todo Frank Layden como entrenador del año. Menudo cambio, ¿eh?

A pesar de ello, la situación económica de la franquicia seguía siendo angustiosa. Llegaron al extremo de jugar varios partidos en Las Vegas en un intento de atraer más espectadores, aunque ese intento no pudo tener continuidad tras la aprobación de las apuestas deportivas. Sin embargo, la llegada del joven ejecutivo Dave Checketts a la franquicia fue abriendo nuevas fuentes de ingresos que prometían remediar la situación, aunque no a corto plazo.

La Plantilla:

La principal incorporación de este año vino del draft, y fue el ala-pívot Thurl Bailey. Aunque Layden decidió mantener a Jeff Wilkins como titular, Bailey fue haciéndose con los minutos y terminó jugando los momentos importantes del partido, tal y como se esperaba desde un principio.



También llegó en el draft otro jugador que aunque apenas participaría este año, sí que resultaría vital en temporadas siguientes: el escolta Bobby Hansen.



PG: Rickey Green / Jerry Eaves
SG: Darrell Griffith / Bobby Hansen
SF: Adrian Dantley / John Drew
PF: Jeff Wilkins / Thurl Bailey
C: Mark Eaton / Rich Kelley
Toalla: Tom Boswell, Mitchell “J.J.” Anderson.

Nunca es buena señal que un equipo dé minutos a todos sus jugadores en una posición, ¿verdad? Además de Bailey, Layden rotaba a Wilkins, Kelley, Eaton y Boswell (de vuelta de Italia para una última temporada) intentando encontrar al jugador que atenuara la debilidad de su frontcourt. Los Utah Jazz eran claramente un equipo anotador y de perímetro, en el que la defensa era tan frecuente como los unicornios y el juego interior se reducía a los movimientos al poste de Adrian Dantley, por lo demás tan brillantes como efectivos. Darrell Griffith se destapó como un notable anotador exterior (hoy en día puede parecer no más que mediano, pero aún estábamos en los albores del triple), Rickey Green era un base velocísimo que culminaba sus entradas doblando el balón o anotando en suspensión desde el centro de la zona, e incluso el rookie Thurl Bailey se encontraba más cómodo anotando en tiros laterales de media distancia que partiéndose la cara en la pintura. Con decir que, aparte de Dantley, lo más parecido a un anotador interior que tenían era Rich “rodilleras” Kelley, está dicho todo.



Aún peor era la situación atrás. Dantley, Griffith y Bailey estaban convencidos de que la defensa era algo que llevan los coches para el caso de un choque, y a pesar de sus robos de balón tampoco Green era un buen defensor. La defensa de los Jazz tenía nombre y apellidos: Mark Eaton. Tan intimidador como inmóvil, la estrategia de Utah se reducía a intentar canalizar a los rivales hacia el gigante californiano, para que éste ejerciera su efecto. Como cabe imaginar, ni esto ni las aportaciones puntuales de jugadores secundarios (Wilkins, Hansen) resultaban suficientes.

Si añado que tampoco eran especialmente buenos en el rebote porque Eaton sólo lograba coger los que le venían a las manos y los demás ni eso, quizás os parezca imposible que sumaran esas 45 victorias. La clave es que los Jazz eran buenos en ataque. Muy buenos. Dantley y en menor medida Griffith estaban entre los mejores anotadores de la liga, Drew aún sabía cómo llenar una estadística, y otros como Green o Bailey también aportaban en este aspecto. Quizás los Jazz no pudieran parar a nadie, pero desafiaban a cualquier rival a mantener su ritmo de anotación.

Sin embargo, como suele suceder esta debilidad defensiva les pasó factura en playoffs. Primero contra los Nuggets, una eliminatoria marcada por las grandes anotaciones y que se les puso 1-2 en contra antes de que lograran remontar y eliminar a Denver con un angustioso 3-2; pero sobre todo contra los Suns, otro equipo que prefería el ataque a la defensa pero que aún así pudo eliminar a Utah 4-2. El partido decisivo fue el cuarto de la serie, y reflejó en todo su dramatismo la debilidad intrínseca de los Jazz; yendo por detrás 2-1, los Utah Jazz no fueron capaces de ganar el partido y empatar así la serie a pesar de gozar de las mejores oportunidades: primero en el tiempo reglamentario, cuando con una ventaja de tres puntos en el último minuto concedieron un triple claro a Walter Davis para que mandara el partido a la prórroga, y luego en ésta cuando tenían la victoria a su alcance con el marcador 110-105 de nuevo fueron incapaces de frenar a un Davis intratable que remontó prácticamente él solo para conseguir la victoria final por 111-110. Aunque Maurice Lucas y Larry Nance fueron incapaces de frenar a Adrian Dantley, de nada sirvió su actuación ante una defensa de perímetro tan porosa que concedió a Davis y Paul Westphal todos los tiros que quisieron, y un James Edwards que hizo lo que quiso en la zona rival.

A pesar de todo, la resurrección (uno tiene que haber estado vivo en algún momento para resucitar, ¿no?) de los Jazz era un hecho. ¿Lograrían mantener una continuidad en el futuro, o sería tan sólo flor de un día?

quote:
“When we drafted John Stockton, we drafted him as a backup. We drafted him late and never knew what we were getting.”
(Frank Layden)

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