La Moviola
Revisemos un poco los principales movimientos de los Celtics desde 1986 a 1995, remontándonos un poco más en el caso de los rookies cuyos “efectos” cabría esperar que tardaran más en sentirse y en desaparecer. El último jugador importante elegido antes de 1986 es Danny Ainge, una segunda ronda de 1981 (McHale es de 1980, y Bird de 1978-79). Por curiosidad, la primera ronda del 81 fue un tal Charles Bradley, conocido en su casa a la hora de comer.
Draft:
1982: nº 23, Darren Tillis.
1983: nº 21, Greg Kite.
1984: nº 24, Michael Young. Rick Carlisle (3ª ronda).
1985: nº 20, Sam Vincent.
1986: nº 2, Len Bias.
1987: nº 22, Reggie Lewis. Brad Lohaus (2ª ronda).
1988: nº 24, Brian Shaw.
1989: nº 13, Michael Smith. Dino Radja (2ª ronda).
1990: nº 19, Dee Brown.
1991: nº 24, Rick Fox.
1992: nº 21, Jon Barry.
1993: nº 19, Acie Earl.
1994: nº 9, Eric Montross.
Tradicionalmente, las elecciones orgánicas de los Celtics no habían sido una herramienta decisiva para construir la plantilla debido a que normalmente eran demasiado bajas: de las 13 elecciones de primera ronda, sólo 3 están por encima del nº 19. Con esos materiales, tampoco se puede decir que lo hicieran tan mal: Reggie Lewis se convirtió en una estrella menor, y Shaw, Brown y Fox resultaron buenos jugadores complementarios. Dino Radja fue un hallazgo en segunda ronda, aunque fuera en una época en la que los europeos caían a puestos inmerecidamente bajos.
Por contra, son las elecciones altas las que resultan un fracaso: además del caso Bias, tanto Michael Smith como Eric Montross fueron sendas pifias solamente aliviadas por el futuro traspaso de Montross más una primera ronda a cambio de dos primeras rondas que resultaron ser Antoine Walker y Ron Mercer.
Además de eso, cabe destacar lo que podríamos calificar de “períodos de sequía”: las elecciones de 1982-85 no aportan prácticamente nada al equipo (y detrás viene la de 1986), y lo mismo pasa con las de 1992-94. El primer caso se maquilla por el altísimo nivel del quinteto titular en ese momento, aunque pasará factura cuando se eche de menos a algún joven saliendo del banquillo, pero los efectos de la segunda sequía serán más visibles dada la crisis del equipo.
Traspasos más destacados:
1988: Jerry Sichting y dinero a cambio de Jim Paxson.
1989: Danny Ainge y Brad Lohaus a cambio de Ed Pinckney y Joe Kleine.
1992: Brian Shaw a cambio de Sherman Douglas.
1994: Ed Pinckney y los derechos sobre Fetissov a cambio de Derek Strong y “Blue” Edwards.
1995: “Blue” Edwards a cambio de Jay Humphries y una segunda ronda.
Ésta es una de las áreas más polémicas. Resulta evidente que la mayor parte de los movimientos afectan a jugadores claramente secundarios o ya en la cuesta abajo de su carrera, y por tanto es lógico que apenas tuvieran efectos en el equipo. El traspaso de Shaw por Douglas no supone ni aumento ni descenso del nivel de la plantilla al ser jugadores de rendimiento similar, y la principal diferencia es que Douglas es un base puro mientras que Shaw es más combo-guard. Probablemente Sherman Douglas fue una pequeña decepción ya que no volvió a repetir el rendimiento que diera en Miami, pero lo mismo se podría decir de Brian Shaw, que no tuvo una carrera mala pero tampoco tan buena como se esperaba.
La excepción a esta norma es el traspaso ya mencionado de Ainge por Pinckney y Kleine. Sus efectos, sin embargo, resultaron decepcionantes: ni los recién llegados elevaron el nivel del juego interior de los Celtics de manera significativa, ni la falta de Ainge se dejó notar en el perímetro de Boston, ni tampoco Ainge tuvo luego una carrera superlativa que haga pensar que su marcha fue un error destacado. Los Celtics ampliaron un poco su rotación interior a costa de perder un poco de rotación exterior. Y nada más.
Agentes libres contratados:
1987: Fred Roberts.
1988: Kevin Gamble.
1989: John Bagley (traído a cambio de dos segundas rondas).
1992: Xavier McDaniel.
1994: Dominique Wilkins, David Wesley, Pervis Ellison.
Aquí, lo más notable es la ausencia de agentes libres destacados hasta entrada ya la década de los noventa, cuando llegan McDaniel y Wilkins. Sin embargo, su paso por la franquicia fue tan fugaz como para hacer pensar que los contrataron por horas, o quizás por obra y servicio.
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