Enter The Ford!
La temporada 90-91 supuso una renovación del equipo más profunda que en años anteriores. Jimmy Rodgers pagó el precio de la debacle de playoffs y fue sustituido por otro “Celtic man” de alcurnia como Chris Ford; sobre todo, se hizo una limpia del perímetro del equipo casi total: Dennis Johnson se retiró, John Bagley fue cortado a pesar de su contrato de medio kilo al año hasta el 2004, Jim Paxson no fue renovado, y Charles Smith atropelló a dos alumnas de la Boston University en un semáforo, se dio a la fuga y terminó cumpliendo cuatro años de cárcel. Debe de ser duro ser bajito.
Para reemplazarlos se produjo el retorno del hijo pródigo Brian Shaw, más el rookie de este año: Dee Brown, un base más anotador que pasador y desde luego más saltarín que defensor. El “veterano acabado del año” fue Derek Smith, otrora reconvertido con éxito de alapívot a escolta-alero antes de destrozarse la rodilla. Deportivamente, la única incorporación relevante fue la de Brown, pero es inevitable reseñar la llegada de Stojko Vrankovic, el taponador taponado. Llegó (cabe imaginar que con la bendición de don Pedro Ferrándiz) a aportar tapones y rebotes defensivos, pero su papel fue plenamente marginal.
Digamos que no he encontrado otra foto de Vrankovic, ¿OK?
Con tan escasas aportaciones y el obstinado envejecimiento de los “Big Three”, cabría esperar otro año de quiero y no puedo alargando en declive de la franquicia, pero no ocurrió ello sino algo muy diferente. Chris Ford cambió el enfoque de la franquicia, aprovechando la llegada de Shaw y Brown para imprimir una mayor velocidad al juego; incluso optó por la revolucionaria decisión de retirar a Ed Pinckney a pesar de mantener a McHale como sexto hombre: considerando que el puesto ideal de Reggie Lewis era el de “tres” y no el de “dos”, puso a Kevin Gamble de escolta y a Larry Bird de “cuatro” titular. A pesar de los riesgos inherentes a este planteamiento, los resultados fueron más que notables: Kevin Gamble exhibió un rendimiento más que notable, se reconquistó el título de División que a estas alturas parecía poco menos que defendido por templarios en alguna gruta, y se entró en playoffs con el factor cancha a favor.
El playoff, sin embargo, estuvo a punto de renovar viejos miedos: la rotación volvió a acortarse a seis jugadores, Gamble desapareció virtualmente de la cancha y los Pacers de Chuck Person y Reggie Miller estuvieron a punto de dar la sorpresa y volver enviar a los Celtics a casa antes de lo esperado. Se logró salvar el escollo con dificultad, pero en segunda ronda los Pistons lograron romper el factor cancha y plantarse en aquella famosa final de conferencia contra los Bulls por delante de unos Celtics a los que simplemente se les acabó la gasolina.
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