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En conjunto, el draft de expansión produjo tres titulares (Huston, LaGarde y Spanarkel), uno de los cuales fue traspasado, más dos suplentes (Jeelani y Byrnes).

La mayor aportación vino, sin embargo, a través de traspasos por elecciones de draft: a cambio de Bratz, Huston, McKinney, Peck, Washington y Whitehead, los Dallas Mavericks consiguieron cuatro primeras rondas (1983, 1984, 1985, 1986), tres segundas rondas (1981, 1983, 1984), más Bill Robinzine y Chad Kinch. Robinzine jugaría bien de “cuatro” para los Mavs este primer año y luego fue traspasado a Utah, mientras que Kinch fue prontamente cortado.


No me hagas mates que lloro.

Thalassa, Thalassa: El draft, el draft.

Como buen equipo de expansión, los Dallas Mavericks esperaban como agua de Mayo el draft, para conseguir al menos un par de jugadores jóvenes sobre los que construir un futuro. Sus esperanzas pronto se convertirían en carcajadas de desesperación maníaca.

Con el nº 11 de la primera ronda del draft de 1980, los Dallas Mavericks eligieron al alero Ernest Maurice Vandeweghe III (entiendo la necesidad de un apodo; lo que no entiendo es que eligiera “Kiki”) de UCLA. En segunda ronda eligieron al pívot Roosevelt Bouie, de Syracuse. Ambos buenos jugadores con carreras largas y provechosas. Lástima que no en Dallas, claro.

Kiki Vandeweghe se negó a firmar por un equipo de expansión, temiendo enterrar su carrera en una franquicia que tardaría años en aspirar a nada. Tras un mes de disputas, finalmente Dallas tuvo que dar el brazo a torcer y enviarlo a Denver junto con su primera ronda de 1986 (Maurice Martin) a cambio de dos primeras rondas, para 1981 y 1985 (Rolando Blackman y Sam Vincent, respectivamente). Aunque se puede debatir si en global el cambio fue provechoso, a corto plazo condenaba a los Mavericks a la más absoluta miseria deportiva. Miseria agravada por el hecho de que Roosevelt Bouie fuera una estrella en el baloncesto italiano, pero nunca debutara en la NBA.

Para terminar este desastre drafístico, tampoco las rondas inferiores depararon el inesperado hallazgo de una joya oculta... excepto por Clarence Kea, por supuesto. Kea alternó durante dos temporadas la CBA con contratos temporales en Dallas, aunque solamente el primer año tuvo minutos y no llegó a ejercer una influencia destacable en la franquicia antes de venirse para un Banco di Roma en rumbo de colisión con el Barcelona de Serra.

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