Los agentes libres
Abandonados por la suerte durante los sucesivos drafts en el verano de 1980, los Dallas Mavericks acudieron a la lista de agentes libres en un esfuerzo, una vez más desencaminado, por reducir el coeficiente de paquetudez de su plantilla.
Monti Davies (PF): Davis había sido elegido en primera ronda por los Sixers después de una brillante carrera como gran reboteador en Tennessee State. Sin embargo, solamente duró un partido en Philadelphia, y otro en Dallas después de ser contratado como agente libre. Salió ocho minutos y le dio tiempo a marcarse un 0/4 en tiros de campo y un 1/5 en tiros libres. Después de 10 minutos en 2 partidos, su carrera NBA llegó a su fin.
Ralph Drollinger (C): Otro de los expedientes X de este primer año en Dallas. Drollinger alcanzó cierta fama como pívot titular del último equipo campeón de John Wooden en UCLA, pero a pesar de ser drafteado tres veces, nunca quiso firmar por ningún equipo ya que prefirió dedicarse a estudiar la biblia. Norm Sonju, a la sazón General Manager de la franquicia, lo convenció para firmar diciéndole que querían construir un “equipo cristiano” y que podría asistir al seminario de Dallas. Drollinger se sintió engañado cuando comprobó que nada de ello era cierto, y que de hecho lo habían fichado solamente como reclamo para atraer espectadores del “bible belt”: la lesión de rodilla que lo limitó a apenas 6 partidos ya había sido detectada antes de su fichaje, y si el equipo lo firmó a pesar de no superar las pruebas médicas era evidentemente porque su preocupación principal no era que jugara. Drollinger se retiró al terminar la temporada y hoy es un activista religioso en California que lucha para que las mujeres con hijos abandonen la vida política para criarlos, y para que los representantes de una “religión falsa” abandonen el gobierno del Estado (Schwarzenegger es católico, una de las religiones falsas según Drollinger). Todo un pirado, señores. Y nos quejábamos de Jeelani.
Stan Pietkiewicz (G): Antigua estrella universitaria en Auburn, había sido drafteado en una ronda bajísima por los Buffalo Braves, con los que siguió hasta San Diego. Terminó esta temporada en Dallas después de ser cortado por los Clippers (la humillación definitiva) como suplentillo apañado. Nunca demostró en profesionales la buena mano que tuvo en la universidad, y al terminar la temporada no fue renovado.
Scott Lloyd (C): Clásico pívot tronquete de 2.10 que llevaba varios años dando vueltas por la liga como suplente. Fue titular en Dallas durante casi todo el año (llegó ya empezada la temporada), con un rendimiento mediocre. Aún duró un par de años como suplente en la franquicia dada la escasez de hombres altos, pero su utilidad era limitada.
Ollie Mack (SG): Antiguo segunda ronda, fue cortado por los Bulls al comenzar la temporada pese a haber demostrado cositas el año anterior. Dallas lo firmó inmediatamente y lo convirtió en titular, lo que demuestra el nivel general de la plantilla. Aún siguió un año más como suplente, hasta quedar claramente superado por futuras incorporaciones.
Brad Davis (PG): El mayor éxito de la temporada (casi el único, si lo piensas). Tras una buena carrera en Maryland y una elección en primera ronda por Lakers, Davis había caído en las sombras y alternaba breves contratos temporales en Bulls o Jazz con largas temporadas en la CBA. John McLeod lo estaba siguiendo con interés, y mediada la temporada lo contrataron inicialmente por diez días, y posteriormente con un contrato multiaño. Brad Davis trajo estabilidad inmediata al puesto de base, y fue titular durante los primeros años de la franquicia. Incluso después de ser sustituido por Derek Harper aún rindió a muy buen nivel como suplente. Un jugador correcto en todos los aspectos (buen tirador, buen pasador, buen defensor, buen penetrador) sin destacar excesivamente en ninguno salvo en el trabajo y la dedicación, personalmente me recuerda mucho a Craig Ehlo. A pesar de tener unos números poco destacados, su camiseta fue retirada justamente por la franquicia cuando se retiró.
El Entrenador
Una de las claves del rápido éxito de los Mavericks fue la elección del entrenador, y la confianza en el mismo. Dick Motta era un técnico de probada experiencia tanto en la construcción de un equipo desde la nada (Chicago Bulls, 1968) hasta la cumbre (Coach of the Year, 1971), e incluso en ganar un anillo (Washington Bullets, 1978). Anillo que, según él, nunca se ponía porque llamaba la atención y lo dejaba en evidencia cuando se metía el dedo en la nariz.
Además, Motta era un partidario estricto de la disciplina, que pese a sus excentricidades no toleraba indisciplinas ni dentro ni fuera de la cancha, y que además sabía cómo sacar lo mejor de sus equipos. Además, su misma fama de excéntrico (bien ganada, por cierto) tampoco le vendría mal a la franquicia. Que hablen de ti, aunque sea mal. La lista de anécdota y citas graciosas de Dick Motta no tiene fin, pero mi favorita es la vez que para protestar una decisión arbitral al comienzo de su etapa en Bulls embarcó el balón de una patada en el anfiteatro. Como la asistencia a los partidos de Chicago era escuálida, no había espectadores en esa zona y hubo que subir a por el balón (no, no había otro) con el consiguiente retraso de casi un cuarto de hora. Pues bien, los árbitros estaban de espaldas y no vieron quién dio la patada al balón, así que no pudieron pitar nada. El pobre entrenador rival (uno de los Van Breda Kolff, creo) protestó airadamente ante lo que le parecía una demostración escandalosa de impunidad, y terminó siendo expulsado ante la sonrisa beatífica de Dick Motta.
Monti Davies (PF): Davis había sido elegido en primera ronda por los Sixers después de una brillante carrera como gran reboteador en Tennessee State. Sin embargo, solamente duró un partido en Philadelphia, y otro en Dallas después de ser contratado como agente libre. Salió ocho minutos y le dio tiempo a marcarse un 0/4 en tiros de campo y un 1/5 en tiros libres. Después de 10 minutos en 2 partidos, su carrera NBA llegó a su fin.
Ralph Drollinger (C): Otro de los expedientes X de este primer año en Dallas. Drollinger alcanzó cierta fama como pívot titular del último equipo campeón de John Wooden en UCLA, pero a pesar de ser drafteado tres veces, nunca quiso firmar por ningún equipo ya que prefirió dedicarse a estudiar la biblia. Norm Sonju, a la sazón General Manager de la franquicia, lo convenció para firmar diciéndole que querían construir un “equipo cristiano” y que podría asistir al seminario de Dallas. Drollinger se sintió engañado cuando comprobó que nada de ello era cierto, y que de hecho lo habían fichado solamente como reclamo para atraer espectadores del “bible belt”: la lesión de rodilla que lo limitó a apenas 6 partidos ya había sido detectada antes de su fichaje, y si el equipo lo firmó a pesar de no superar las pruebas médicas era evidentemente porque su preocupación principal no era que jugara. Drollinger se retiró al terminar la temporada y hoy es un activista religioso en California que lucha para que las mujeres con hijos abandonen la vida política para criarlos, y para que los representantes de una “religión falsa” abandonen el gobierno del Estado (Schwarzenegger es católico, una de las religiones falsas según Drollinger). Todo un pirado, señores. Y nos quejábamos de Jeelani.
Stan Pietkiewicz (G): Antigua estrella universitaria en Auburn, había sido drafteado en una ronda bajísima por los Buffalo Braves, con los que siguió hasta San Diego. Terminó esta temporada en Dallas después de ser cortado por los Clippers (la humillación definitiva) como suplentillo apañado. Nunca demostró en profesionales la buena mano que tuvo en la universidad, y al terminar la temporada no fue renovado.
Scott Lloyd (C): Clásico pívot tronquete de 2.10 que llevaba varios años dando vueltas por la liga como suplente. Fue titular en Dallas durante casi todo el año (llegó ya empezada la temporada), con un rendimiento mediocre. Aún duró un par de años como suplente en la franquicia dada la escasez de hombres altos, pero su utilidad era limitada.
Ollie Mack (SG): Antiguo segunda ronda, fue cortado por los Bulls al comenzar la temporada pese a haber demostrado cositas el año anterior. Dallas lo firmó inmediatamente y lo convirtió en titular, lo que demuestra el nivel general de la plantilla. Aún siguió un año más como suplente, hasta quedar claramente superado por futuras incorporaciones.
Brad Davis (PG): El mayor éxito de la temporada (casi el único, si lo piensas). Tras una buena carrera en Maryland y una elección en primera ronda por Lakers, Davis había caído en las sombras y alternaba breves contratos temporales en Bulls o Jazz con largas temporadas en la CBA. John McLeod lo estaba siguiendo con interés, y mediada la temporada lo contrataron inicialmente por diez días, y posteriormente con un contrato multiaño. Brad Davis trajo estabilidad inmediata al puesto de base, y fue titular durante los primeros años de la franquicia. Incluso después de ser sustituido por Derek Harper aún rindió a muy buen nivel como suplente. Un jugador correcto en todos los aspectos (buen tirador, buen pasador, buen defensor, buen penetrador) sin destacar excesivamente en ninguno salvo en el trabajo y la dedicación, personalmente me recuerda mucho a Craig Ehlo. A pesar de tener unos números poco destacados, su camiseta fue retirada justamente por la franquicia cuando se retiró.
El Entrenador
Una de las claves del rápido éxito de los Mavericks fue la elección del entrenador, y la confianza en el mismo. Dick Motta era un técnico de probada experiencia tanto en la construcción de un equipo desde la nada (Chicago Bulls, 1968) hasta la cumbre (Coach of the Year, 1971), e incluso en ganar un anillo (Washington Bullets, 1978). Anillo que, según él, nunca se ponía porque llamaba la atención y lo dejaba en evidencia cuando se metía el dedo en la nariz.
Además, Motta era un partidario estricto de la disciplina, que pese a sus excentricidades no toleraba indisciplinas ni dentro ni fuera de la cancha, y que además sabía cómo sacar lo mejor de sus equipos. Además, su misma fama de excéntrico (bien ganada, por cierto) tampoco le vendría mal a la franquicia. Que hablen de ti, aunque sea mal. La lista de anécdota y citas graciosas de Dick Motta no tiene fin, pero mi favorita es la vez que para protestar una decisión arbitral al comienzo de su etapa en Bulls embarcó el balón de una patada en el anfiteatro. Como la asistencia a los partidos de Chicago era escuálida, no había espectadores en esa zona y hubo que subir a por el balón (no, no había otro) con el consiguiente retraso de casi un cuarto de hora. Pues bien, los árbitros estaban de espaldas y no vieron quién dio la patada al balón, así que no pudieron pitar nada. El pobre entrenador rival (uno de los Van Breda Kolff, creo) protestó airadamente ante lo que le parecía una demostración escandalosa de impunidad, y terminó siendo expulsado ante la sonrisa beatífica de Dick Motta.
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