Saliendo a lo grande: 1986-87
Balance: 55-27 (67%). Playoffs: 1ª Ronda.
Esta temporada los Mavs alcanzaron una marca tal que la franquicia tardaría 15 años en superar. Con Aguirre y Blackman como estrellas indiscutibles de la liga, Harper y Perkins a un grandísimo nivel, Donaldson cubriendo por fin las carencias crónicas del equipo en la zona y Davis, Schrempf y Tarpley dando los relevos desde el banquillo, el equipo terminó la temporada con su mayor éxito hasta la fecha: el campeonato de la Midwest Division. A pesar de empeorar ligeramente en el porcentaje de tiro, la gran mejora en la defensa y el rebote lo compensó sobradamente y convirtió a Dallas en un equipo que ya no se limitaba a anotar desaforadamente, sino que en ciertos momentos podía hacer una defensa cuanto menos correcta por más que Dick Motta siguiera apostando por el run’n’gun.
Sin embargo, fue precisamente Dick Motta el que dio las señales más preocupantes sobre los problemas subyacentes en la franquicia. Con la marcha de Bob Weiss, que aceptó la oferta para convertirse en entrenador jefe de los San Antonio Spurs de Walter Berry, los Mavericks perdieron al colchón de seguridad y al guante de seda que amortiguaba el puño de hierro de Motta. La situación, que ya había sido tensa en temporadas anteriores, fue superando todos los límites. A finales de Marzo de 1987 en Detroit, Mark Aguirre se dedicó a protestar justo antes del descanso por lo que él consideraba que era una defensa más allá de lo reglamentario por parte de los Pistons. A pesar de que Motta intentó que se callara, Aguirre siguió discutiendo con los árbitros hasta que al final Jack Nies le pitó dos técnicas consecutivas y lo mandó a la ducha. A pesar de que los Mavericks terminaron llevándose la victoria (122-118), la auténtica noticia fue la monumental bronca que Dick Motta le dedicó en el vestuario, llamándole “perdedor” y “cobarde” a gritos. Incluso algunos de sus compañeros parecían estar ya un poco hartos de la actitud de Mark Aguirre, a juzgar por la reacción de Derek Harper: Harper, posiblemente el mejor amigo de Aguirre en la plantilla, reaccionó a la expulsión pegándole un empujón en la espalda y llamándolo “idiota”. A pesar de que Mark Aguirre reaccionó pidiendo perdón al entrenador y a sus compañeros, el divorcio entre el entrenador y su estrella era ya de dominio público.
Para terminar de arreglar las cosas, justo a continuación la NBA anunció que Dick Motta quedaba sancionado con un partido de suspensión más una multa de $5000 por declarar en una rueda de prensa que Bill Fitch, el entrenador de los Houston Rockets, estaba dejándose perder partidos deliberadamente con el fin de obtener un cruce más asequible en primera ronda de playoffs. Dick Motta montó en cólera con la sanción y se explayó a gusto en los medios, lo que tampoco contribuyó a dar una imagen de calma y serenidad.
Aún así, los Mavs llegaban a playoffs como claros favoritos en su eliminatoria contra los Seattle Supersonics. Después de todo, los habían barrido en temporada regular 5-0, ganando por una media de casi veinte puntos cada partido.
Los Sonics eran un equipo notablemente similar a los propios Mavericks. Su juego se basaba en la anotación más que en la defensa, alrededor de tres aleros grandísimos anotadores como Tom “the Hawk” Chambers (MVP del All Star de este año), Xavier “X-Man” McDaniels y nuestro viejo conocido “Lamar Mundane” Ellis. Los tres venían de completar una fantástica temporada, sumando muchos puntos y rebotes aunque dejaran la defensa en manos del rookie Nate McMillan y del pívot Alton Lister. Lister era un jugador muy similar a Donaldson, ambos pívots defensivos que habían tardado bastante en asentarse en la liga pero que parecían haber encontrado su lugar. De hecho, eran parecidos hasta en sus lesiones: ambos llegaban a playoffs lesionados en el pie derecho, Donaldson con una torcedura que lo limitaba seriamente y Lister con un hueso roto que le impedía jugar.
La mayor diferencia entre ambos equipos se encontraba en el banquillo: si los suplentes de los Mavericks destacaban por su juventud a excepción del incombustible Brad Davis, los Sonics juntaban a un banquillo literalmente al borde de la retirada (menos el triplista ocasional Danny Young y el atlético Kevin Williams) compuesto por Eddie Johnson “el de los Hawks”, Maurice Lucas y Clemon Johnson. Esto tendría unas consecuencias sorprendentes, ya que aunque inicialmente podría parecer que Dallas llevaba ventaja en el tema de las lesiones (Donaldson podría jugar aunque fuera a la pata coja, y Tarpley venía de una temporada rookie fantástica) al final la veteranía de los hombres altos del banquillo de los Sonics, más el hecho de que Clemon Johnson sí fuera un “cinco” puro, terminaría dándole la vuelta a la tortilla.
Primer Partido: Dallas 1-0 (151-129): No es una errata. 151-129, y sin prórroga. Con un brutal 60% en tiros de campo, Dallas sentenció el partido antes incluso del descanso, al que se llegó con un increíble 77-59. Nueve jugadores de los Mavericks anotaron en dobles dígitos, liderados por Aguirre y Tarpley, y ambos equipos aprovecharon para vaciar los banquillos: ningún titular de Dallas llegó a los 30 minutos, y el último cuarto lo jugaron grandes estrellas del baloncesto como Uwe Blab, Dennis Nutt, Russ Schoene o Curtis Kitchen.
Segundo Partido: Seattle 1-1 (112-110): La gran sorpresa. A pesar de que Dallas siguió anotando a muy buen nivel, esta vez Seattle supo mantenerse en el partido gracias sobre todo a la resurrección de Clemon Johnson. Johnson, 0 puntos y 2 rebotes en el primer encuentro, se fue a los 20 puntos, 7 rebotes y 2 tapones para exponer dramáticamente las limitaciones físicas de un James Donaldson que jugaba tocado. El partido se jugó de poder a poder hasta el final, sin que ningún equipo lograra más que mínimas ventajas, y se decidió en un error infantil en los últimos segundos: Derek Harper se equivocó en un saque de banda, Seattle robó el balón y corrieron para anotar la canasta de la victoria.
Tercer Partido: Seattle 1-2 (117-107): Este partido estuvo mucho menos competido de lo que indica el marcador final. Con un Dale Ellis intratable (43 puntos y 14 rebotes hizo el muy animal) y gracias a un dominio abrumador de los tableros, los Sonics encarrilaron la victoria en la primera parte. Donaldson apenas pudo saltar a la cancha, y Tarpley mostró su inmadurez cargándose de faltas rápidamente (6 faltas en 15 minutos). Blackman y Harper solamente lograron maquillar el resultado, y Dallas quedaba al borde de la eliminación.
Cuarto Partido: Seattle 1-3 (124-98): Se acabó. Fue un triste final para una temporada tan emocionante, con un James Donaldson que ni siquiera pudo vestirse de corto y un Mark Aguirre desaparecido (por una faringitis, según él) y que ni anotó en la segunda parte.
Esta vez, el clima de la franquicia había empeorado. Mark Aguirre no había dado la cara en los partidos en Seattle, el equipo parecía perdido y Dick Motta estaba quemado. Después de que la prensa especulara con una posible oferta de los Knicks, Dick Motta convocó una rueda de prensa en la que de manera abrupta, sin responder a preguntas y con apenas un par de frases, comunicaba su dimisión como entrenador de los Dallas Mavericks.
Esta temporada los Mavs alcanzaron una marca tal que la franquicia tardaría 15 años en superar. Con Aguirre y Blackman como estrellas indiscutibles de la liga, Harper y Perkins a un grandísimo nivel, Donaldson cubriendo por fin las carencias crónicas del equipo en la zona y Davis, Schrempf y Tarpley dando los relevos desde el banquillo, el equipo terminó la temporada con su mayor éxito hasta la fecha: el campeonato de la Midwest Division. A pesar de empeorar ligeramente en el porcentaje de tiro, la gran mejora en la defensa y el rebote lo compensó sobradamente y convirtió a Dallas en un equipo que ya no se limitaba a anotar desaforadamente, sino que en ciertos momentos podía hacer una defensa cuanto menos correcta por más que Dick Motta siguiera apostando por el run’n’gun.
Sin embargo, fue precisamente Dick Motta el que dio las señales más preocupantes sobre los problemas subyacentes en la franquicia. Con la marcha de Bob Weiss, que aceptó la oferta para convertirse en entrenador jefe de los San Antonio Spurs de Walter Berry, los Mavericks perdieron al colchón de seguridad y al guante de seda que amortiguaba el puño de hierro de Motta. La situación, que ya había sido tensa en temporadas anteriores, fue superando todos los límites. A finales de Marzo de 1987 en Detroit, Mark Aguirre se dedicó a protestar justo antes del descanso por lo que él consideraba que era una defensa más allá de lo reglamentario por parte de los Pistons. A pesar de que Motta intentó que se callara, Aguirre siguió discutiendo con los árbitros hasta que al final Jack Nies le pitó dos técnicas consecutivas y lo mandó a la ducha. A pesar de que los Mavericks terminaron llevándose la victoria (122-118), la auténtica noticia fue la monumental bronca que Dick Motta le dedicó en el vestuario, llamándole “perdedor” y “cobarde” a gritos. Incluso algunos de sus compañeros parecían estar ya un poco hartos de la actitud de Mark Aguirre, a juzgar por la reacción de Derek Harper: Harper, posiblemente el mejor amigo de Aguirre en la plantilla, reaccionó a la expulsión pegándole un empujón en la espalda y llamándolo “idiota”. A pesar de que Mark Aguirre reaccionó pidiendo perdón al entrenador y a sus compañeros, el divorcio entre el entrenador y su estrella era ya de dominio público.
Para terminar de arreglar las cosas, justo a continuación la NBA anunció que Dick Motta quedaba sancionado con un partido de suspensión más una multa de $5000 por declarar en una rueda de prensa que Bill Fitch, el entrenador de los Houston Rockets, estaba dejándose perder partidos deliberadamente con el fin de obtener un cruce más asequible en primera ronda de playoffs. Dick Motta montó en cólera con la sanción y se explayó a gusto en los medios, lo que tampoco contribuyó a dar una imagen de calma y serenidad.
Aún así, los Mavs llegaban a playoffs como claros favoritos en su eliminatoria contra los Seattle Supersonics. Después de todo, los habían barrido en temporada regular 5-0, ganando por una media de casi veinte puntos cada partido.
Los Sonics eran un equipo notablemente similar a los propios Mavericks. Su juego se basaba en la anotación más que en la defensa, alrededor de tres aleros grandísimos anotadores como Tom “the Hawk” Chambers (MVP del All Star de este año), Xavier “X-Man” McDaniels y nuestro viejo conocido “Lamar Mundane” Ellis. Los tres venían de completar una fantástica temporada, sumando muchos puntos y rebotes aunque dejaran la defensa en manos del rookie Nate McMillan y del pívot Alton Lister. Lister era un jugador muy similar a Donaldson, ambos pívots defensivos que habían tardado bastante en asentarse en la liga pero que parecían haber encontrado su lugar. De hecho, eran parecidos hasta en sus lesiones: ambos llegaban a playoffs lesionados en el pie derecho, Donaldson con una torcedura que lo limitaba seriamente y Lister con un hueso roto que le impedía jugar.
La mayor diferencia entre ambos equipos se encontraba en el banquillo: si los suplentes de los Mavericks destacaban por su juventud a excepción del incombustible Brad Davis, los Sonics juntaban a un banquillo literalmente al borde de la retirada (menos el triplista ocasional Danny Young y el atlético Kevin Williams) compuesto por Eddie Johnson “el de los Hawks”, Maurice Lucas y Clemon Johnson. Esto tendría unas consecuencias sorprendentes, ya que aunque inicialmente podría parecer que Dallas llevaba ventaja en el tema de las lesiones (Donaldson podría jugar aunque fuera a la pata coja, y Tarpley venía de una temporada rookie fantástica) al final la veteranía de los hombres altos del banquillo de los Sonics, más el hecho de que Clemon Johnson sí fuera un “cinco” puro, terminaría dándole la vuelta a la tortilla.
Primer Partido: Dallas 1-0 (151-129): No es una errata. 151-129, y sin prórroga. Con un brutal 60% en tiros de campo, Dallas sentenció el partido antes incluso del descanso, al que se llegó con un increíble 77-59. Nueve jugadores de los Mavericks anotaron en dobles dígitos, liderados por Aguirre y Tarpley, y ambos equipos aprovecharon para vaciar los banquillos: ningún titular de Dallas llegó a los 30 minutos, y el último cuarto lo jugaron grandes estrellas del baloncesto como Uwe Blab, Dennis Nutt, Russ Schoene o Curtis Kitchen.
Segundo Partido: Seattle 1-1 (112-110): La gran sorpresa. A pesar de que Dallas siguió anotando a muy buen nivel, esta vez Seattle supo mantenerse en el partido gracias sobre todo a la resurrección de Clemon Johnson. Johnson, 0 puntos y 2 rebotes en el primer encuentro, se fue a los 20 puntos, 7 rebotes y 2 tapones para exponer dramáticamente las limitaciones físicas de un James Donaldson que jugaba tocado. El partido se jugó de poder a poder hasta el final, sin que ningún equipo lograra más que mínimas ventajas, y se decidió en un error infantil en los últimos segundos: Derek Harper se equivocó en un saque de banda, Seattle robó el balón y corrieron para anotar la canasta de la victoria.
Tercer Partido: Seattle 1-2 (117-107): Este partido estuvo mucho menos competido de lo que indica el marcador final. Con un Dale Ellis intratable (43 puntos y 14 rebotes hizo el muy animal) y gracias a un dominio abrumador de los tableros, los Sonics encarrilaron la victoria en la primera parte. Donaldson apenas pudo saltar a la cancha, y Tarpley mostró su inmadurez cargándose de faltas rápidamente (6 faltas en 15 minutos). Blackman y Harper solamente lograron maquillar el resultado, y Dallas quedaba al borde de la eliminación.
Cuarto Partido: Seattle 1-3 (124-98): Se acabó. Fue un triste final para una temporada tan emocionante, con un James Donaldson que ni siquiera pudo vestirse de corto y un Mark Aguirre desaparecido (por una faringitis, según él) y que ni anotó en la segunda parte.
Esta vez, el clima de la franquicia había empeorado. Mark Aguirre no había dado la cara en los partidos en Seattle, el equipo parecía perdido y Dick Motta estaba quemado. Después de que la prensa especulara con una posible oferta de los Knicks, Dick Motta convocó una rueda de prensa en la que de manera abrupta, sin responder a preguntas y con apenas un par de frases, comunicaba su dimisión como entrenador de los Dallas Mavericks.
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