Dramatis Personæ (o un alero rubio con bigote llevando el nº 33 y un tirador llamado Bird)
Steve “Bert” Kuberski: Ala-pívot, 2.03, 28 años.
Se autodefinía como ”designated starter”. Estaba en su segunda etapa en Boston, después de ser drafteado originalmente por los Celtics en la 4ª ronda de 1969. A pesar de partir de una ronda tan baja, Kuberski logró establecerse en el equipo como una especie de versión cutre de Don Nelson. Abandonó la franquicia rumbo a New Orleans en el draft de expansión de 1974, y luego fue traspasado a Buffalo donde lo cortaron al poco de empezar la temporada. Los Celtics lo repescaron cuando ningún otro equipo lo quería, y no contentos con ello lo hicieron titular. Así, como suena. Buscando tapar sus carencias de banquillo, el entrenador Tommy Heinsohn decidió sacar a Kuberski de falso titular y dejar a Paul Silas en el banquillo. Silas saltaba a cancha a los pocos minutos y permanecía ya en el partido hasta el final. A pesar de lo heterodoxo del plan y de la falta de entusiasmo de Silas, los resultados fueron inmejorables: de un 5-5 pasaron a un 19-11 al ganar 14 de los 16 partidos siguientes a su llegada. Este esquema hubo de variar en playoffs debido a la lesión de Havlicek: Kuberski seguía saliendo de titular, pero esta vez ocupando el puesto de “tres” junto a Paul Silas. Cuando Havlicek entraba en el partido, Kuberski era la rotación interior (moviendo a Havlicek a escolta o poniendo a Silas como “cinco”, según hiciera falta).
Como jugador, Steve Kuberski no era demasiado destacado. Sus principales virtudes eran un buen tirito de media y larga distancia (sobre todo pegado a la línea de fondo), la circulación de balón y el rebote ofensivo entrando en velocidad desde el perímetro. En defensa suplía su falta de aptitudes con la contundencia y agresividad, ya que sus escasos minutos de juego hacían irrelevante que se cargara de personales. Como se puede ver, su papel era muy similar al de Don Nelson en temporadas anteriores. Su número era originalmente el 11, pero cuando volvió lo encontró ocupado por Charlie Scott así que optó por el 33.
Kevin “the Bird” Stacom: Escolta, 1.90, 24 años.
Stacom se había convertido en un héroe local al llegar a la Final Four de 1973 con Providence. Elegido en segunda ronda, “el pájaro” se reconvirtió en especialista defensivo y limitó sus apariciones en ataque a las raras ocasiones en las que podía correr el contraataque. Stacom era un jugador más adecuado para el juego rápido y abierto de los Friars de Ernie D y no tanto para los Celtics, pero supo adaptarse y convertirse en un aceptable suplente de perímetro. No gozaba de más minutos porque Heinsohn prefería dar descanso a Scott o White pasando a Havlicek a “dos” y metiendo a un alero como Nelson o Kuberski, pero aún así jugaba casi todos los partidos. Su momento más memorable de la final vino cuando fue expulsado junto con Ricky Sobers por protagonizar una tremenda tangana en el tercer partido, algo no demasiado sorprendente en este jugador con fama de duro y físico.
Jim “Buzz” Ard: Pívot, 2.08, 27 años.
Jimmy Ard era el hombre alto suplente; normalmente, Heinsohn prefería meter a un falso pívot como Kuberski y jugar con cuatro “pequeños”, pero a veces consideraba necesario mantener una mayor presencia física y ponía en el partido a Ard, jugando indistintamente como “cuatro” o “cinco”. Jimmy Ard no era ningún dechado de técnica, sobre todo ofensiva, y tampoco era un pívot rápido del estilo que se estaban imponiendo en la NBA (Cowens, Adams, Abdul-Jabbar, Hayes etc), sus únicas virtudes eran su enorme físico, su defensa y su rebote. Tommy Heinsohn llevaba años animándolo a tirar cuando se viera solo, con la idea de evitar que la defensa le flotara descaradamente, pero los resultados eran irregulares: en ocasiones sacaba un ganchito medianamente efectivo, pero con más frecuencia intentaba tiros de 4 metros que no alcanzaban su objetivo. Como sus compañeros de banquillo, su departamento del juego era el descrito por el señor Miyagi (“dar cera, pulir cera”), aunque también era muy apreciado por su buen temperamento y sentido del humor.
Glenn McDonald: Alero, 1.95, 23 años.
Originalmente un primera ronda procedente de Long Beach State como Bob Gross (un gran equipo universitario que no pudo llegar lejos al estar “on probation”), McDonald fue un fracaso del mismo draft que Stacom. Se suponía que era un especialista defensivo con cierta capacidad anotadora que serviría para dar descanso a John Havlicek, pero su rendimiento fue ínfimo. En esta segunda campaña había entrenado lo más grande y se había trabajado un tirito en suspensión con cierto éxito, pero la verdad es que sus minutos llegaban más por la falta de algo mejor que por sus auténticos méritos. Empezó los playoffs enterrado en el fondo del banquillo, aunque poco a poco fue ganándose algún minutillo aquí o allí. En todo caso, no pasaba de décimo jugador.
Tom Boswell: Ala-pívot, 2.10, 21 años.
Tommy Heinsohn le puso el apodo “the Wizard of Boz”, porque alternaba breves destellos de su enorme calidad con largos períodos de la más absoluta mediocridad. Estaba considerado como el mejor jugador del equipo en términos de talento puro, pero jamás llegó a exhibirlo sobre la cancha con alguna consistencia. “Su problema de actitud es que no tiene actitud ninguna”, sentenciaría el entrenador, refiriéndose no tanto a una posible mala actitud como a una total carencia de competitividad, agresividad o siquiera interés real. Prácticamente no jugó en playoffs.
Jerome Anderson: Escolta, 1.95. 22 años.
Duodécimo jugador, procedente de West Virginia como “Hot Rod” Hundley, Jerry West y Rod Thorn. Ahí terminan las comparaciones.
Por cierto, durante la final los jugadores de los Celtics llevaban una cinta negra en el uniforme como señal de luto por el fallecimiento el verano de 1975 del propietario de la franquicia, Bob Schmertz. Su socio Irv Levin se hizo con el control, lo cual en esta final aún no sería demasiado problema pero que poco después del título llevaría a una serie de fichajes absurdos, al despido de Heinsohn como entrenador y a estar a punto de lograr que Auerbach aceptara una oferta de sus odiados Knicks.
Levin andaba metido en negocios cinematográficos, y las cámaras de televisión no son generosas con su intento de rejuvenecer su imagen estilo años 70.
Finalmente, Irv Levin completó el mayor traspaso de la historia al cambiar su franquicia por la de John Y. Brown, los Buffalo Braves a los que prontamente convirtió en los San Diego Clippers.
1 comentario
Daniel Torres -
Felicidades por el Blog , esta interesantisimo , ya que yo tambien amo la N.B.A. de antaño !