Los Buffalo Germans
El primer gran equipo de la historia del baloncesto tuvo su germen en la delegación alemana de la YMCA local situada en el East Side de Buffalo (New York) en 1895, cuando un pequeño grupo de seis jovencísimos chavales de ascendencia (y lengua) alemana empezaron a jugar al baloncesto y descubrieron que eran buenos. Muy buenos. Empezaron a jugar juntos regularmente y a enfrentarse a otros equipos, ya bajo la poco imaginativa denominación de "Buffalo Germans", y fueron alcanzando una fama primero local y más tarde estatal e incluso nacional.
Esta fama se asentó definitivamente cuando se alzaron con el campeonato de baloncesto de los Juegos Panamericanos de 1901, celebrados en la propia ciudad de Buffalo durante la Exposición Panamericana. Cuentan que jugaron la primera parte del primer partido con solamente tres jugadores disponibles, y terminaron 1-1. Al descanso llegaron los demás y el partido terminó con victoria de los Germans por 10-1. En esta competición participaron ocho equipos, todos procedentes de EEUU, y los Buffalo Germans terminaron campeones imbatidos con un marcador global de 81 puntos anotados por apenas 27 encajados. Este triunfo es especialmente destacable considerando que la edad media de la plantilla era de unos tiernos 18 años.
Esto provocó una auténtica fiebre por el baloncesto entre la delegación alemana de la YMCA en Buffalo, que quedó saturada de solicitudes a pesar de inaugurar una nueva sede (la Buffalo Central YMCA, una de las más grandes del mundo) en 1903. En 1905 decidieron que el enfoque exclusivamente germano de la asociación era perjudicialmente sectario, y cambiaron el nombre a "departamento Genesse" y el idioma de trabajo al inglés. Desgraciadamente, en este proceso se produjeron una serie de malentendidos y confusiones que culminaron con la separación de la YMCA y los Buffalo Germas, que trasladaron su base de operaciones al Orioles Hall, justamente al otro lado de la calle.
Esto fue tanto más desafortunado por cuanto los German Buffalos venían de alcanzar su mayor triunfo: la victoria en el campeonato de baloncesto, como deporte de exhibición, celebrado en los Juegos Olímpicos de St Louis 1904.
El equipo campeón.
Hay que tener presente que las Olimpíadas de 1904 eran muy diferentes de las actuales. No existía competición por equipos, sino que se presentaban deportistas amateurs independientemente; por ello, el 90% de los participantes eran estadounidenses. La repercusión era escasa, la organización casi inexistente y el dinero imaginario. Para que os hagáis una idea, los juegos duraron solamente seis días y se celebraron en St Louis (en vez de Chicago, como estaba decidido inicialmente) porque el Presidente Teddy Roosevelt quiso que coincidiera con la Exposición Mundial de la Compra de la Louisiana, que tenía lugar en la ciudad. En cualquier caso, los Buffalo Germans derrotaron a los demás candidatos del país, y se convirtieron en el equipo más famoso y temido de su tiempo.
A raíz de eso, el equipo empezó a hacer giras por todo el país, acumulando victorias sobre equipos tanto amateurs como profesionales. Entre sus marcas históricas está jugar el primer "doubleheader", es decir, jugar dos partidos consecutivos contra rivales diferentes, 111 victorias consecutivas entre 1908 y 1910, permanecer imbatidos durante sus cinco primeras temporadas y acumular un récord histórico de 792 victorias frente a 86 derrotas durante su carrera, con un promedio de margen de victoria de más de 30 puntos y un techo alcanzado contra Hobart College, a los que derrotaron 134-0.
Las grandes estrellas eran Al Heerd (primero por la izquierda)
y el entrenador Fred Burkhardt (en traje de chaqueta).
Los Buffalo Germans fueron también pioneros en el merchandaising. En 1917-18, Converse lanzó las All Stars, las primeras zapatillas de baloncesto de la historia. En 1921, Converse decidió contratar a Chuck Taylor, alero de los Buffalo Germans, para promocionar sus zapatillas, creando así el primer endorsement de la historia del baloncesto. Chuck Taylor regalaba a la estrella rival un par de Converse All Stars antes de cada partido, y en 1923 se decidió añadir al calzado un parche con la firma del jugador, convirtiéndolo así en el Michael Jordan de su tiempo. Durante décadas, las zapatillas de baloncesto se llamarían "chucks".
Pero sobre todo crearon el concepto de equipo frente a conjunto de individualidades. Su ficha en la web del Hall of Fame (son uno de los cinco únicos equipos que han ingresado como conjuntos) termina con una anécdota muy reveladora: años después de su retirada, el entrenador Nat Holman invitó a Heerd a su vestuario y lo presentó a sus jugadores como "el mejor jugador de la historia del baloncesto". "No", lo corrigió Heerd, "no soy Al Heerd, el mejor jugador de la historia del baloncesto. Soy Al Heerd de los Buffalo Germans, el mejor equipo de baloncesto".
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andres felipe rodrigue -