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Mis Fantasmas Favoritos

Plantilla inicial 1988



PG Mark Price / Darnell Valentine
SG Ron Harper / Craig Ehlo
SF Mike Sanders / Randolph Keys
PF Larry Nance / “Hot Rod” Williams
C Brad Daugherty / “Tree” Rollins
Toalla: Phil Hubbard, Chris Dudley

Esta plantilla no sufriría alteraciones durante toda la temporada, y la rotación quedaría establecida con los cinco titulares y tres suplentes: Ehlo como exterior, Williams como interior, y Valentine de base. Los otros cuatro jugadores tendrían un papel marginal, incluido el veterano Phil Hubbard cuya carrera baloncestística se acercaba ya a su fin.

Temporada 1988-1989
Balance: 57-25 (77%). Playoffs: 1ª Ronda (2-3)


La temporada 88-89 fue sin duda el año dorado de los Cleveland Cavaliers. Marcaron registros impresionantes en todas las áreas, ganando el 90% de los partidos de casa (solamente 4 derrotas), con cinco jugadores en dobles dígitos y por encima del 50% en tiro, y superando por fin a los rivales en rebotes, asistencias y tapones. Mark Price y Craig Ehlo se consagraron como auténticos especialistas en el tiro triple, “Hot Rod” Williams y Larry Nance corrían a los rivales a gorrazos, Daugherty promedió más de 9 rebotes por partido y, con la responsabilidad anotadora tan repartida, Ron Harper se pudo dedicar a subir su porcentaje de tiro y a ayudar en otras facetas como el rebote o el pase. El único (y mínimo) lunar fue un porcentaje quizás un poco bajo en tiros libres a pesar del infalible Price. Incluso las lesiones respetaron a la plantilla, algo nunca visto (los ocho jugadores de rotación promediaron 79 partidos cada uno). A pesar de que la competencia en la División Central seguía siendo brutal (Pistons: 63 victorias; Hawks: 52 victorias; Bucks: 49 victorias; Bulls: 43 victorias), los Cavaliers terminaron con el segundo mejor récord de la liga, por detrás de los Detroit Pistons y empatados con Los Angeles Lakers. Marcaron récords en la historia de la franquicia en número total de victorias y de victorias consecutivas (11), y durante tres meses de la segunda vuelta tuvieron el mejor récord de la liga.

Sin duda, este año se aspiraba ya a todo, con la única incógnita de la falta de experiencia en playoffs de la plantilla. El primer escollo eran los correosos Chicago Bulls, pero el espíritu de venganza brillaba en los corazones; después de todo, los Cavs habían derrotado a los Bulls en sus seis enfrentamientos, incluyendo el último partido de la de temporada regular jugado apenas cinco días antes del comienzo de playoffs. Esta vez la historia sería diferente.

Hoy todos vivimos a la sombra de Manhattan, pero quizás en su día el primer partido fue el más importante. Michael Jordan, espoleado por la negativa pública de Lenny Wilkens a defenderlo en dos-contra-uno todo el partido, llegó a Cleveland y robó el primer partido debajo de sus propias narices: 88-95. De repente, el factor cancha, las 57 victorias y el 6-0 contra los Bulls se habían esfumado: los Cavs tendrían que remontar desde cero. Desde menos que cero.

Los dos siguientes partidos fueron para el de casa, Cleveland 96-88 y Chicago 101-94. Siempre diferencias cortas, pero la serie estaba 2-1 para Chicago que dispondría del cuarto partido en casa para finiquitar la eliminatoria. No se recuerda demasiado, pero quizás en su día el cuarto partido fue el más importante: entre la espada y la pared, en territorio hostil y contra Jordan, los Cavaliers consiguieron llegar a la prórroga primero, y llevarse el partido después: 105-108. Serie empatada 2-2, quinto partido en Cleveland. El material del que se forjan los sueños.

Esta vez sí, fue un auténtico partidazo. Los dos equipos fueron con todo, y ninguno logró más que ventajas mínimas: Cleveland fue por delante la primera parte, 28-24 al final del primer cuarto y 48-46 al intermedio. Al final del tercero logró estirar el chicle un poco más, 75-69. Pero Jordan tomó el mando en el último cuarto, y un tiro suyo en suspensión logró una ventaja casi decisiva para los Bulls, 99-98 faltando seis segundos. Quizás sea mejor que ceda ahora el turno a Craig Ehlo para que lo explique con sus propias palabras:

quote:
The lead changed hands as the score went through the 90s. Jordan made a jump shot to give the Bulls a 99-98 lead, but we still had six seconds left. We called timeout and coach Wilkens called for a play where one of the options was to give the ball to me. I ended up finding a path to the basket and took it. I hit a backdoor layup to give us the lead, 100-99. The Bulls immediately called timeout.

Getting the lead was all well and good, but when I looked up and saw that there were still three seconds on the clock, I said, "Uh-oh!" We knew that was too much time, that they were going to get a good shot off. And we knew it was going to go to Michael.

Trying to stop Jordan was tough. The old defensive rule is to look at the bellybutton, and that will tell you where the player is going. He was amazing with his body control. I just tried to stay in front of him, funnel him in. If I got in trouble, we had great shot-blockers in Nance and Daugherty and Williams. We were a great help-defense team.

I was real happy with the way I played Jordan over the years. When a guy shoots 30 times a game the way he did, and if he's a 50% shooter, his scoring average is going to be up there. There was no real pressure to hold him to 20 points. We wanted to hold him to his average and stop the other guys. But on this play, stopping the other guys wasn't a concern. We knew it was going to Michael, so we decided to double-team him off the inbounds play at halfcourt. They
[concretamente fue Brad Sellers] inbounded it to Michael on the left wing. We had Nance and myself on him. In retrospect, you say, "Maybe we should have had a quicker guy along with myself guarding him." Michael faked out Larry on the first juke and got away from him, and that left me by myself with MJ. If we had put a Price or a Harper on Jordan, too, maybe it would have been tougher for Jordan.

But as Jordan drove across the middle, I was still on him pretty good. He stopped and put up a jumper. I had my hands up, reaching, stretching, trying to get a piece of the ball. I actually made him change his shot. But I was running when I jumped so I just ran past him as he hung in the air. If I could have been straight-up on him as he released it, it could have been a different story. But he seemed to hang there forever and then let the shot go.

It went in and he ran over toward midcourt, pumping his fists. The Bulls had won, 101-100. Eventually that shot became so famous, it's just referred to as "The Shot."


Craig Ehlo






 

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